Daños. Durante el verano, las lluvias inundaron calles y casas. (USI)
Daños. Durante el verano, las lluvias inundaron calles y casas. (USI)

Todos los años, en esta misma época, las lluvias se incrementan en la sierra del país y provocan la crecida de los ríos y, en el peor de los casos, su desborde. Esto no es nada nuevo, lo vivimos temporada tras temporada. Sin embargo, pese a lo predecible de esta situación, cada año tenemos episodios que lamentar porque no existió la oportuna prevención de los daños que puede llegar a causar el embate de la naturaleza. Y la responsabilidad es únicamente de las autoridades.

Esta vez, al alcalde de Chosica, que tiene casi tres décadas en el cargo, se le ocurrió construir un muro de contención en el mismo cauce del río Rímac. Lo hizo recién en diciembre, en pleno periodo de intensas precipitaciones.

Unas semanas después, la estructura inconclusa está siendo consumida por la incontrolable corriente de agua. Luis Bueno, el burgomaestre, se excusó diciendo que su gestión no tiene recursos y culpó a la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, liderada por Edgar Quispe, de no haberle concedido presupuesto necesario, y a tiempo, para ejecutar las obras. Incluso, manifestó que se les “ilusionó” con la reconstrucción.

“Lamentablemente, se nos hizo perder el tiempo”, declaró a la prensa. Estando 26 años en su cargo, ¿recién se acordó de tomar precauciones? No nos tome el pelo, alcalde.En respuesta, Quispe desmintió a Bueno y dijo que nunca le solicitó dinero para la prevención. Señaló, además, que la elevación del muro no fue consultada a la autoridad que dirige y que fue el propio alcalde el que decidió erigir la muralla. Mientras ambos funcionarios se pelotean las responsabilidades, los vecinos de Chosica son los que más sufren con las filtraciones de agua. Ante la displicencia, ayer bloquearon la Carretera Central para reclamar atención. Algunas viviendas ubicadas en la ribera del río han sido declaradas inhabitables por estar en riesgo de colapsar.No ha pasado ni un año de los desastres que originó el desborde del Rímac en Lima y muy poco han hecho las autoridades para evitar que vuelvan a suceder. La población denuncia negligencia, y con razón, pero tampoco puede lavarse las manos si ha reelegido como autoridad edil a una persona que no se preocupó por resguardar su seguridad en todo este tiempo.

De los errores se aprende, y si no, estamos condenados a repetirlos.