Cuenta regresiva. Ex directivo será interrogado en Sao Paulo. (USI)
Cuenta regresiva. Ex directivo será interrogado en Sao Paulo. (USI)

A raíz de los escándalos de corrupción en Brasil, a Marcelo O. le dieron 19 años de prisión. Solo después de eso es que le ofrecieron un trato que le permitiría reducir su condena a cambio de la información veraz y comprobada que pudiera dar para identificar y capturar a otros involucrados.

En el Perú, Barata, el virrey de la corrupción, pone sus condiciones para ser “colaborador eficaz”. Vale decir, a cambio de revelar información respecto a quiénes fueron sus cómplices o contrapartes, saldría libre, campante y millonario. Además, ya se dice que no necesariamente presentará documentación que pruebe la veracidad de sus acusaciones, con lo cual podrá acusar a quien mejor le parezca.

¿Somos conscientes del poder que le estaríamos dando? ¿Significa que podrá afectar honras según su conveniencia? Si luego de las investigaciones se determina que la acusación fue falsa… no pasa nada. La función (de circo) debe continuar y dar rating a los medios.

¿Por qué tenemos que ser los nerds víctimas del bullying? ¿Por qué debemos permitir que un criminal confeso imponga sus condiciones?

Si fuimos tan corajudos para dar prisión preventiva a vacas sagradas del empresariado nacional, ¿por qué nos amilanamos ante un asalariado brasileño? Tampoco debiera ser tan difícil calcular la parte objetiva de la reparación civil. No es su magnitud lo que importa, sino la razón por la cual se otorgaba: los sobornos no solo permitían obtener la buena pro, sino adjudicarse la ejecución de los proyectos con sobreprecios. Si se calcula cuánto de más pagó el Estado por las distintas obras, ya es posible saber, objetivamente, cuál es el mínimo de reparación que debería reclamarse a las empresas acusadas.

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