En los inicios del estado de emergencia y sobre todo cuando dictaron toque de queda, había quienes cuestionaban que los periodistas estuviéramos trabajando, mientras buena parte de la población está en aislamiento obligatorio. En transmisiones de TV o streaming, así como en comentarios en nuestras redes sociales, sugerían, hasta agresivamente, que los periodistas debíamos guardarnos y no salir.

Respecto a la circulación de los medios impresos, que es una de las plataformas en la que nos lee, un empresario de medios y uno de los periodistas que trabajan con él se atrevieron a plantear -incluso ante una ministra- la necesidad de que se prohibiera la circulación y venta de periódicos.

¿Era esto razonable o aceptable? De ninguna manera. La pandemia del coronavirus también ha mostrado en los países afectados el valor del ejercicio del buen periodismo y la difusión de la información verificada, confiable y veraz. Y los periodistas ejercemos nuestra actividad respetando las normas dispuestas.

Buena parte de nuestro trabajo en Perú21 en los últimos días ha sido alertar a nuestras audiencias sobre la gran cantidad de información falsa que en torno al COVID-19 ha circulado; desde inexistentes restricciones hasta falsas alarmas de focos infecciosos en la ciudad, pasando por seudocomunicados de diferentes autoridades, repartos de alimentos y fórmulas mágicas de curación.

Es en este contexto que se ha puesto en evidencia cuánta noticia falsa nos llega (fake news), en muchos casos fabricada con el fin de causar desorden social o pánico y en otros, para obtener un beneficio estafando a las personas, -lo peor- a las menos favorecidas. Y también comprobamos cuán fundamental es consumir información confiable, trabajada por periodistas con el rigor del caso. No cualquier ciudadano se toma la molestia de verificar una información antes de comunicarla o compartirla, como se hace en esta época.

Los análisis de Comscore Social en América Latina muestran que la ciudadanía ha vuelto sus ojos a los medios reconocidos, a los llamados tradicionales. La prensa bien hecha “reafirma su autoridad como plataforma confiable de información y opinión”, señala.

En tiempos en que por el avance de Internet, muchos han creído que todo se encuentra gratis en una pantalla y que no hay por qué comprar más un producto informativo -lo que en el curso de 20 años ha causado la crisis y el cierre de muchos medios en el mundo-, nos ha llegado esta hora crítica en la que queda claro que el creer en información no verificada y proveniente de cualquier fuente solo nos puede llevar a un caos.

TAGS RELACIONADOS