El primer ministro español, Pedro Sánchez, asiste a una sesión plenaria antes de votar el controvertido proyecto de ley de amnistía del gobierno. (Foto de JAVIER SORIANO / AFP)
El primer ministro español, Pedro Sánchez, asiste a una sesión plenaria antes de votar el controvertido proyecto de ley de amnistía del gobierno. (Foto de JAVIER SORIANO / AFP)

Se acaba de aprobar en el Aquella en virtud de la cual todos los que atacaron el orden constitucional español proclamando de forma unilateral la independencia de Cataluña, y que habrían cometido delitos de sedición, rebelión, incluso de terrorismo, ya no podrán ser juzgados, porque pasan a ser penalmente inatacables.

El Gobierno socialista vendió la ley como algo necesario para gobernar y cumplir su mandato de 4 años. Pero las cosas no están saliendo como pretendía.

El presidente del gobierno catalán lanzó una pirueta que nadie se esperaba: Al comprobar que sus presupuestos no eran aprobados, decidió convocar elecciones generales en su territorio. Ni en el peor de sus sueños podía imaginar esto Sánchez. ¿Qué significa esta jugada? Significa muchas cosas. Por ejemplo, que los catalanes del Parlamento español no van a votar ni una sola de las leyes (salvo la de amnistía) que presente el gobierno español. Tan es así que, después de haberse estado vendiendo la amnistía como garantía de gobernabilidad, Sánchez, en una jugada tan maniquea como tramposa, y dando una vuelta de tuerca más a sus juegos de malabares, decidió no presentar los presupuestos de este año. Ha dicho que, dada la nueva situación, más vale dedicarse a los presupuestos del 25.

La hemeroteca le hace flacos favores a Pedro Sánchez: Si ahora decide no presentar la Ley de presupuestos, hace 5 años decía que si un gobierno no es capaz de presentar una ley de presupuestos, es que no quiere gobernar, lo único que quiere es holgazanear en el domicilio oficial.

Como solía decir mi padre, en tono jocoso, “gobernar sin presupuestos, es imposible”. Sánchez dice que lo hará.


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