Cada día los escándalos de los congresistas rebasan el sentido común, aunque la verdad ya no sorprende porque la decadencia que se está viviendo con congresistas de esa calaña ya supera cualquier límite posible.

Muchos de ellos han sido elegidos por arrastre sin mayor mérito y ahora tenemos que sufrir de sus acciones deplorables. Ya han perdido hasta la vergüenza; el último caso es del congresista Paul Gutiérrez, elegido por mi región Apurímac y uno de los allegados a Pedro Castillo desde la época del paro de 2017. Ahora se ha hecho tristemente célebre por promover una ley que le permita evadir su responsabilidad de padre para pasar la manutención por alimentos que tiene como obligación con una hija, un miserable.

Conozco a Gutiérrez de Abancay, en una faceta totalmente distinta, humilde y entusiasta profesor de escuela rural. Ahora, estando en el poder, lo vemos ensimismado por la soberbia, pero sobre todo en el abuso y prepotencia de sus actos, que nos avergüenza a los apurimeños por sus acciones irregulares y hasta ilegales que lo involucran hasta en una presunta organización criminal.

Está incriminado por la Fiscalía de ser uno de los ‘Niños’ de Castillo, esos congresistas lumpen que traficaban con proyectos de inversión a cambio de jugosas comisiones; hay inclusive un audio que se filtra en plena sesión de una comisión del Congreso, donde le reclama con total desparpajo a un empresario por un almuerzo y una cena, para empezar a hablar, expresándose como si fuera un vulgar delincuente.

Ahora pretende evadir su responsabilidad de padre al impulsar un proyecto de ley para evitar pagar la pensión alimenticia, porque ya dos veces el Poder Judicial le ha rechazado su pretensión de sustraerse de sus responsabilidades de padre. Sus descargos inverosímiles han sido más desagradables que las denuncias, mostrándonos a un tipo sin escrúpulos.

Con vergüenza ajena, quisiera expresar la decepción que deben compartir la mayoría de mis paisanos apurimeños al tener este tipo de representantes, que no destacan, sino que degradan la función congresal, y de un maestro de escuela que debería ser el ejemplo para sus alumnos, hoy queda este mamarracho de congresista.

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