[OPINIÓN] Pablo de la Flor: “Los desafíos de Boluarte”. (Foto: Agencia Reuters)
[OPINIÓN] Pablo de la Flor: “Los desafíos de Boluarte”. (Foto: Agencia Reuters)

Castillo terminó como lo que demostró ser desde el comienzo: un mediocre aprendiz de dictador, improvisado hasta en su zarpazo final. Ahora le toca a su sucesora afrontar la profunda crisis política y económica que nos legó.

Para ello, debe transitar del dicho al hecho, conformando un gabinete técnico, amplio y plural, capaz de generar credibilidad y adhesiones, algo que puede resultarle sumamente esquivo de cara a la demanda ciudadana de adelanto de elecciones.

La tarea más urgente será la de extirpar la red de corrupción montada desde el Ejecutivo en los ministerios, y expulsar al séquito de venales e incompetentes funcionarios enquistados en la administración a partir del compadrazgo y prebendismo, reemplazándolos con profesionales probos y capaces.

De igual manera, resulta prioritario crear condiciones que permitan acelerar el crecimiento, impulsando la inversión privada para generar el empleo formal que el país necesita. Ello pasa por atajar la conflictividad que agita las zonas mineras y desmontar la creciente maraña burocrática que nos asfixia, incluyendo la rigidización laboral.

Asimismo, urge que el gobierno tome acciones inmediatas para aliviar al agro, golpeado por la peor sequía de los últimos 50 años, con la pérdida de cultivos y ganado, y el empobrecimiento de las poblaciones afectadas.

El deterioro de los servicios públicos ha sido notable en meses recientes y exige un plan de recuperación rápida, comenzando por la retraída inversión en salud, agua, saneamiento y vialidad. En educación, ya la Contraloría ha pedido la suspensión de la amañada prueba docente.

El éxito de la gestión Boluarte dependerá en buena medida de los puentes que la presidenta pueda construir con el Congreso. En ese ámbito, sus retos son mayúsculos, considerando que no cuenta con una bancada propia y que sus excorreligionarios de Perú Libre y los sectores castillistas intentarán torpedear su gestión desde el comienzo. Tampoco resulta claro el juego que asumirán las otras bancadas, algunas de las cuales apoyaron su inhabilitación hace poco.

El país demanda que todos los involucrados hagan un esfuerzo por llegar a los acuerdos mínimos indispensables para asegurar la gobernabilidad democrática y recuperar la senda del desarrollo.

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Franco Olcese