[Opinión] Pablo de la Flor: La ministra que destruía el empleo

Gracias al voto de censura, el Congreso nos acaba de librar de una de las peores ministras de Trabajo de las que se tenga memoria. Pocos miembros del gabinete tan representativos de la improvisación, impericia e incapacidad de este gobierno como la saliente Betssy Chávez.

Con el beneplácito de su despistado jefe, ella consiguió en poquísimo tiempo lo que se creía imposible: rigidizar aún más nuestro mercado laboral, uno de los más inflexibles en el mundo.

Y es que, lejos de impulsar la generación de puestos de trabajo, su modificación del régimen de tercerización, con las ambigüedades y requerimientos extremos incluidos, resultará precisamente en lo contrario. En efecto, la norma tendrá un impacto destructivo sobre el empleo, considerando que buena parte de los trabajadores formales del país se desempeña en empresas que proveen ese tipo de servicios.

Lo mismo es cierto del aumento del sueldo mínimo que Chávez promovió en un entorno de ralentización económica, y los más de 100 cambios propuestos al Código del Trabajo, incluyendo la reducción en el plazo máximo de los contratos temporales y la eliminación a los topes indemnizatorios. Sin dudas, la exministra estaba más empeñada en destruir el empleo que en generarlo.

En ese sentido, poco o nada le importó el carácter inconstitucional de algunas de sus iniciativas, ni el llamado de atención de la OIT sobre la forma unilateral e inconsulta con la que venía promoviendo sus descabelladas iniciativas legislativas. Se trata, después de todo, de un estilo de gestión que viene siendo impulsado desde lo más alto del Ejecutivo.

Mientras tanto, seguimos sin recuperar los trabajos formales perdidos durante la pandemia y la informalidad alcanza alturas históricas. Por si ello fuera poco, la pobreza continúa en aumento y los ingresos familiares se mantienen deprimidos, situación que se agravará por las bajas tasas de crecimiento económico proyectadas para el año.

En una coyuntura tan negativa como esta, la principal preocupación del nuevo titular del pliego debería ser promover la creación de empleos, y no desincentivarla, como ha venido ocurriendo desde julio pasado.

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