"Felicitaciones para todos los protagonistas de este gran triunfo. ¡Es momento de festejar, Brasil!" | Foto: AFP
"Felicitaciones para todos los protagonistas de este gran triunfo. ¡Es momento de festejar, Brasil!" | Foto: AFP

Nuevamente, después de algunos años, se volvieron a encontrar en una final la escuela argentina y la brasileña. Resulta lógico que en este nivel hayamos disfrutado de un buen partido de fútbol. Mientras veíamos el desarrollo del juego, era fácil interpretar que jugaba mejor : era propositivo, como lo ha sido siempre la exitosa historia del fútbol de su país.

Aunque después de los primeros 45 minutos de juego me planteé una interrogante: ¿era capaz Boca Juniors de jugar mejor? Tiene muy buenos jugadores como para remontar cualquier revés.

El segundo tiempo me dio esa respuesta. Sí, Boca era capaz de mejorar su accionar para tratar de emparejar el marcador. Se volvió más ambicioso; estaba obligado a serlo. Lo más emotivo fue que en una jugada toda vestida con colores blanquirrojos nuestro embajador Luis Advíncula recibió el balón por derecha y tomó la decisión de atacar hacia adentro, lo que lo obligó a utilizar su perfil izquierdo. Lo que vino a continuación ya va dejando de ser sorpresa: definió con un zurdazo que les permitió un empate transitorio.

Queda claro una vez más que nunca hay que dejar de intentar remontar un marcador adverso. Esa es la magia del fútbol que genera emociones como muy pocos deportes en el mundo pueden hacerlo.

Finalmente, Fluminense se consagró campeón por primera vez en su historia, de verdad merecido. Fue un triunfo merecido, forjado. Jugó mejor el primer tiempo, aguantó parte del segundo cuidando su ventaja y pudo cerrar el suplementario con un tercer gol.

Boca Juniors quedó como un dignísimo finalista, pero sus cambios no dieron el resultado que esperaba el técnico. Situación que fue diametralmente opuesta en el equipo rival: a ellos los cambios les funcionaron a la perfección. Los suplentes que ingresaron dieron esa respuesta que se busca de la banca cuando se realizan las modificaciones.

Para el reproche y para el lamento, la actitud de Fabra, jugador de Boca. Con una buena trayectoria y experiencia a cuestas, se equivocó agrediendo a un rival, lo que generó su lógica expulsión y nivelando los equipos en 10 contra 10.

Pero esto no le quita mérito al nuevo campeón. Sus dos golazos que pintan y honran la historia del futbol brasileño. Pared, devolución, centro atrás y una definición contundente.

Definir así como lo hizo Kennedy parece fácil, pero hay que tener en cuenta que se trata de profesionales que luchan por alcanzar la máxima distinción. El fruto de su esfuerzo, como ese golazo del brasilero, son delicias futbolísticas para los paladares más exigentes… Felicitaciones para todos los protagonistas de este gran triunfo. ¡Es momento de festejar, Brasil!

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