[OPINIÓN] Iván Arenas: “El fracaso de la promesa liberal y las marchas venideras”. (@photo.gec)
[OPINIÓN] Iván Arenas: “El fracaso de la promesa liberal y las marchas venideras”. (@photo.gec)

No obstante que sectores políticos ideologicen hacia la izquierda las próximas protestas del 19 de julio contra el gobierno de Dina Boluarte, de alguna u otra manera no podemos soslayar las demandas que existen por debajo del nubarrón ideológico. ¿A qué me refiero? Lo explico en la siguiente aproximación.

Para el suscrito tanto las protestas pasadas como las que vienen se enmarcan en lo que podría llamarse como el fracaso de la promesa liberal cuyo capítulo más reciente empieza durante los primeros años del albertismo fujimorista. Lo sigo explicando.

El fracaso de la promesa liberal —que empezó como dije líneas arriba durante la modernización con el albertismo— refiere que con un Estado pequeño, pero fuerte y sin la intervención de este en algunos sectores de la economía nos iría bien.

El detalle es que nos fue bien y mal. Es decir, si bien el mercado ha podido distribuir y socializar mejor la riqueza y hoy el Perú tiene a uno de los sectores privados más potentes de la región, el hecho es que también tenemos a uno de los Estados más ineficientes, ineptos y burocráticos, amén de los gruesos casos de corrupción.

Ese Estado “pequeño, pero fuerte” no ha sido capaz de darle más bienestar a sus ciudadanos no obstante que jamás en la historia los presupuestos públicos han sido tan ingentes.

La conflictividad permanente que vive el país tiene su origen en este fracaso de la promesa liberal, cuyo Estado (pequeño, pero fuerte, como dijimos) no puede construir ni una acera en el tiempo indicado. Miren, si no, las zonas mineras, donde las operaciones y proyectos mineros de clase mundial conviven con un Estado que tiene recursos y no hace obras.

De allí que durante las protestas de enero a marzo pasado hayan sido las comunidades y distritos más alejados los que llegaron hacia las urbes para exigir lo que les corresponde: un Estado que los incorpore como ciudadanos. De allí también que Pedro Castillo haya podido representar electoral y políticamente a ese sector de peruanos que no obstante de la propaganda de izquierdas, están cansados de no tener agua potable ni alcantarillado, de los robos y de la corrupción. Ahora sabemos que Castillo no fue el antónimo del fracaso de la promesa liberal sino su cara más ineficiente y corrupta.

Pero entonces, ¿a qué voy? A que si no se renueva la promesa liberal y se desarrollan reformas para que la parte sustancial de esa promesa —el Estado— no se reestructure, todo estará yéndose lentamente al abismo, como ya vamos. La promesa liberal no solo es asegurar la iniciativa privada, y el respeto a la propiedad, las inversiones y el capitalismo que ha democratizado la riqueza; sino además un mejor Estado que sea reformado con suma urgencia.

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Congresista Alex Paredes del Bloque Magisterial