[OPINIÓN] Hugo Perea: “¿Sale el sol?”. (Foto: Pexels)
[OPINIÓN] Hugo Perea: “¿Sale el sol?”. (Foto: Pexels)

En la semana que acaba de culminar, la moneda peruana registró una apreciación de 2.5%, con lo que el tipo pasó a ubicarse a 3.85 soles por dólar, nivel que no se veía desde fines del pasado mes de agosto. A diferencia de lo observado en 2021, cuando la elevada incertidumbre local indujo una salida de capitales de corto plazo sin precedentes y presionó fuertemente al alza el tipo de cambio (depreciación del sol), la dinámica cambiaria durante el presente año ha estado más vinculada a factores externos.

En particular, ha sido determinante la percepción sobre el proceso de subida de la tasa de interés de la FED para contener una inflación que se ha ubicado en niveles altos, no vistos desde los 80. Así, a lo largo del año, la publicación de datos macroeconómicos, en particular de precios, y las declaraciones de las autoridades monetarias han ido moviendo las expectativas sobre este proceso de ajuste monetario en la principal economía del mundo. Usualmente, los ciclos alcistas de tasas de interés de la FED han venido acompañados de volatilidad en los mercados financieros a nivel global, y su intensidad ha dependido de la rapidez con la que se incrementan.

Estos incrementos de las tasas de interés en Estados Unidos mejoran la rentabilidad relativa de los activos denominados en dólares y reduce el apetito por riesgo (inversiones en renta variable o posiciones en economías emergentes), lo que induce una mayor demanda por dólares a nivel global y la depreciación de otras monedas.

Durante esta semana anterior, el dato de inflación de octubre en Estados Unidos reveló tendencias de moderación en los precios de ciertos grupos de consumo, y la posibilidad de que la inflación empiece a desacelerarse, de manera marcada. Esto generó expectativas de, tal vez, que la FED no necesitará subir tanto su tasa de interés. En este contexto, el dólar retrocedió frente a otras divisas y monedas de mercados emergentes.

Un aspecto a destacar es que la moneda peruana ha sido una de las de mejor desempeño en 2022, y es una de las pocas monedas en el mundo que vienen apreciándose frente al dólar. Desde luego, esto es consecuencia de la solidez macroeconómica que aún exhibe Perú y de un destacable manejo monetario por el lado del BCR.

Hacia adelante, sorpresas en uno u otro sentido acerca del proceso de subidas de tasas en Estados Unidos seguirán induciendo volatilidad. Pero, para beneficio de todos, el contar con fortalezas macroeconómicas permitirá atenuar las turbulencias financieras y cambiarias inducidas por factores externos.

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Waldo Mendoza