[OPINIÓN] Hernán Díaz: “Reformas de contrabando”. (Foto: Congreso)
[OPINIÓN] Hernán Díaz: “Reformas de contrabando”. (Foto: Congreso)

Cuando el mensajero carece de toda credibilidad, el mensaje corre un enorme riesgo de ser ignorado o malinterpretado. Y eso es lo que está pasando con las modificaciones al sistema político que está recolocando ese grupúsculo de personas que habitan eventualmente los pasillos del Congreso. Y, como siempre, colando las reformas, entre fútbol y medianoche. Particularmente creo que un país con una democracia inconclusa y maniatada requiere un sistema bicameral; y tales cámaras deben tener diputados y senadores que puedan ser reelegidos. Y es que el problema no está en las instituciones, sino en quiénes las destruyen, mancillan y deshonran.

Cómo se puede ser tan negado (o descarado) para aprobar este paquete de reformas el mismo día que otorgan un nuevo bono para los trabajadores del Congreso, por 9,900 soles y en medio del aún caliente escándalo de mochasueldos. Qué gesto más desprendido habría sido, por ejemplo, el aprobar la reelección parlamentaria, con entrada en vigor para el Parlamento 2026. La penosa producción legislativa no es culpa del Congreso; es culpa de los congresistas. Es culpa de ese círculo vicioso que permite el ingreso a sátrapas iletrados, que solo ven en el Estado un botín. Y, así, los piratas nos gobiernan, porque nosotros los votamos.

Pero no solo los votamos, sino que los producimos. Y los producimos porque el nivel educativo (entiéndase por educación no solo conocimiento, sino -y sobre todo- principios y valores) de la gran mayoría de la población en el Perú es otra lágrima que no para de correr. Y, como el círculo que nunca acaba, las PASO serán otra ilusión, porque aplicar las PASO sería dar inicio al fin de los mercantilistas vientres de alquiler, que se dan el lujo de llamar partidos políticos. Pero, como el círculo que nunca acaba, decidir si habrá primarias o no depende también de esos piratas angurrientos que pululan, cual fantasmas, los pasillos de nuestro degradado Congreso nacional.