Foto: Archivo
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Creo que, independientemente de la edad que uno tenga, “la vida son cuatro días y ya pasaron tres”. Y es que nadie la tiene comprada y se pasa tan rápido.

Tengo 42, supuestamente me queda la mitad, pero pienso en mi padre, que murió a los 64, y me digo a mí mismo “¿me quedará solo un tercio?”. A la vez pienso en mi abuela, que murió a los 96, y analizo cuánta diferencia hace cuando te cuidas. Mi abuela era moderada, medida y llegó hasta los 95 sana de cuerpo y mente. Lúcida. Mi padre llevaba una vida exagerada, trabajaba mucho, comía mucho, tenía mucha tensión. Mi abuela ahorraba, mi padre gastaba. A ella le gustaba estar en su casa, a él estar siempre fuera. Ella llevaba una vida contemplativa, le encantaba estar con su perro, mirar por la ventana, ver los árboles, el sol. Tenía un jardín, le gustaban las plantas, comía rico, siempre en casa y se tomaba media copa de vino todos los días, pero nunca subió la dosis. Mi padre siempre repetía plato, viajaba todo el tiempo, almorzaba en la calle cinco días a la semana, daba clases, era trabajador, pero muy gozador. Él no quería ser viejo, decía que hay que saber morir. Vivía intensamente, apasionadamente, pero se fue joven, “antes de tiempo”. No conoció a mis hijos. Pero murió en su ley, rápido, sin sufrir, y habiendo vivido mucho. Y es que una cosa es el año de fabricación y otra, el kilometraje.

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Mi abuela recorrió mucho menos, pero vivió 30 años más. Conoció a sus nietos y hasta a sus bisnietos.

¿Cuáles son las lecciones que extraigo yo?

1) Cuiden su salud (el cuerpo y la mente). Si quieren conocer a los nietos –debe ser maravilloso–, vale la pena cuidarse y hacer algunos sacrificios.

2) No hay que dejar lo bueno para después. Cuidarse es importante, pero hay que tratar de vivir el presente. La vida es ahora y nadie la tiene comprada, por más que te cuides.

Parece contradictorio, pero no lo es. Uno puede buscar la salud y a la vez vivir plenamente. Cada uno con su estilo, a su manera, sin saber cuánto vivirá, no importa la edad que tengas, ayuda pensar “que la vida son 4 días y ya pasaron 3″.

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David Tuesta