"Otro reto fundamental es entendernos mejor en toda nuestra complejidad y grandes diferencias, para poder hacer que sea verdad eso de que nuestra diversidad es una fortaleza y no una barrera". (Foto: Hugo Curotto / GEC)
"Otro reto fundamental es entendernos mejor en toda nuestra complejidad y grandes diferencias, para poder hacer que sea verdad eso de que nuestra diversidad es una fortaleza y no una barrera". (Foto: Hugo Curotto / GEC)

Las personas que hemos vivido momentos traumáticos tenemos muy clara la vivencia de que una parte de nuestro cerebro no reconoce el tiempo. Reconocemos el poder del trauma para sesgar la visión del reto real del momento. A todas las personas nos pasa que perdemos el sentido del tiempo cuando el estímulo activa más nuestras emociones. Decir “el tiempo se pasó volando” es una afirmación falsa objetivamente, pero refleja lo que vivimos cuando hemos estado emocionalmente conectados a lo que hacemos.

A nivel de toda la sociedad, pasa en grado mucho más complejo. El de hoy tiene retos muy importantes, pero todavía el debate está mucho más influenciado por los traumas del pasado que por los retos que tenemos en frente.

Uno de los grandes retos es la falta de empleo formal suficiente, apenas uno de cada cuatro lo tiene. Deberíamos tener metas y estrategia para revertirlo: cuándo podríamos tener a la mitad de la población formalmente empleada y cuándo al 75%, cuando menos.

La chamba formal la genera la inversión privada, y para que un puesto de trabajo tenga sostenibilidad en el tiempo hoy, tiene que ser con las habilidades y competencias para poder usar robótica e inteligencia artificial, no para ser desplazados por esas tecnologías. Ese reto es monumental e implica mejorar temas como desnutrición, anemia, educación inicial, educación básica, técnica y superior, con todo lo que eso implica.

En un artículo anterior comenté que un reporte del BID estimaba que hasta el 60% de los empleos estaban en riesgo producto de las nuevas tecnologías. Si aplicamos esa tasa al 25% que tiene empleo formal hoy, quedarían solo 10% con empleo formal.

Con la legislación laboral que el gobierno y varios congresistas impulsan, la inversión se va a ir hacia la mayor automatización posible, acelerando el proceso de destrucción de empleos que las nuevas tecnologías tienen, sin que se haga nada por aprovechar las posibilidades de empleos nuevos que las tecnologías traen.

Otro reto brutal es la corrupción, que la tecnología también puede ayudar a combatir, si es que los procesos de compra y contratación se transparentan de manera que sea visible quién introduce criterios no sustentados técnicamente en cualquier decisión de ese tipo. También si se facilita maneras en que la ciudadanía organizada pueda supervisar la ejecución del gasto y obra física en proyectos de inversión, y la calidad de servicios que recibe de distintas entidades públicas. Todo esto es perfectamente viable, con tecnología existente.

Otro reto fundamental es entendernos mejor en toda nuestra complejidad y grandes diferencias, para poder hacer que sea verdad eso de que nuestra diversidad es una fortaleza y no una barrera que solo nos permite unirnos alrededor de la selección y la gastronomía. Y que existan partidos políticos merecedores del término, en su acepción de sustantivo y no adjetivo.

Va a ser muy difícil avanzar en la agenda de nuestros retos fundamentales con este gobierno y Congreso. La obstrucción a la justicia es evidente, pero en el Congreso no hay suficientes votos para una eventual vacancia. Probablemente haya menos aún para un posible adelanto de elecciones, por la gran pérdida de ingresos que representaría para los congresistas dejar el cargo. Logramos salir de la hiperinflación y del terrorismo salvaje de Sendero Luminoso y el MRTA, hoyos más hondos que el que tenemos que remontar hoy. Solo será posible si es que suficientes peruanos logran vencer traumas y entender los retos que el presente impone.