“Los bancos centrales en casi todo el mundo han estado aumentando las tasas de interés para controlar la inflación siempre con la remota esperanza de hacerlo sin ocasionar una recesión”. (Foto: Andina)
“Los bancos centrales en casi todo el mundo han estado aumentando las tasas de interés para controlar la inflación siempre con la remota esperanza de hacerlo sin ocasionar una recesión”. (Foto: Andina)

En economía se conoce como aterrizaje suave cuando los bancos centrales logran controlar la inflación sin ocasionar una recesión que implique decrecimiento económico y aumento del desempleo. La herramienta más importante que tienen los bancos centrales para controlar la inflación es aumentar las tasas de interés para encarecer los préstamos bancarios, desincentivando la inversión y el consumo para así disminuir la demanda y contener los precios. Si se exceden ocasionan una recesión.

Los bancos centrales en casi todo el mundo han estado aumentando las tasas de interés para controlar la inflación siempre con la remota esperanza de hacerlo sin ocasionar una recesión. La experiencia empírica nos muestra que rara vez logran enfriar la economía y controlar la inflación sin ocasionar una recesión. No he encontrado una experiencia reciente de aumento de tasas para controlar la inflación que no haya terminado en recesión. Esto parece inevitable porque las variables detrás de la inflación son múltiples y se concatenan, por lo que es muy difícil ‘dosificar’ el aumento de tasas requerido para lograr controlarla sin desencadenar una recesión.

En las últimas semanas, como resultado de las buenas cifras de crecimiento de EE.UU. en el cuarto trimestre (tasa anualizada de 2.9%) y de la generación de nuevos empleos en enero (517,000 muy por encima de los 180,000 esperados), ha aumentado el número de economistas, varios prestigiosos, que piensan que tal vez se puede evitar una recesión este año. Incluso el FMI se unió a los que piensan que es posible un aterrizaje suave en la economía mundial en el 2023, pronosticando que ni la economía americana ni la europea caerían en recesión, aunque el Reino Unido no lograría evitarla. Aumentó su proyección de crecimiento de la economía americana para el 2023 a 1.4%, comparado al 1% que pronosticó en octubre.

De momento, la economía estadounidense está esquivando la temida recesión, el gasto de los consumidores sigue siendo fuerte, así como el mercado de trabajo, y a pesar de eso la inflación ha venido cayendo debido a una reducción en los precios del petróleo y de alimentos, así como mejoras en las cadenas de suministros. Esto es buena noticia para los que estamos preocupados por los efectos sobre la economía global de una recesión en EE.UU., ya que permitiría que la Reserva Federal se mantenga firme en su política monetaria restrictiva, evitando generarla. Sin embargo, no faltan los economistas que indican que no hay forma de controlar la inflación sin enfriar la economía hasta el punto de recesión. El gran debate de los últimos meses entre economistas continuará y veremos quienes terminan teniendo la razón.


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