Bajar la inflación sostenidamente y volver a crecer requerirá implementar un programa de estabilización que incluye una combinación de políticas fiscales, monetarias y cambiarias, dijo Morris. (Foto de Luis ROBAYO / AFP)
Bajar la inflación sostenidamente y volver a crecer requerirá implementar un programa de estabilización que incluye una combinación de políticas fiscales, monetarias y cambiarias, dijo Morris. (Foto de Luis ROBAYO / AFP)

Muchos han recibido el triunfo de Milei como el fin de los problemas de Argentina minimizando el esfuerzo que implica estabilizar y reformar una economía con los enormes desequilibrios que presenta. Bajar la inflación sostenidamente y volver a crecer requerirá implementar un programa de estabilización que incluye una combinación de políticas fiscales, monetarias y cambiarias; seguido de un conjunto de reformas estructurales para corregir problemas de fondo en el país cuya implementación tomará varios años.

En los últimos cincuenta años en la región hemos tenido decenas de programas de estabilización y solo una minoría han sido exitosos en el tiempo, entre ellos el del Perú bajo Fujimori. A partir de agosto de 1990, el Perú implementó un duro programa de estabilización macroeconómica seguido de un importante y acelerado proceso de reformas estructurales en los siguientes años. Se eliminaron todos los controles sobre los precios en la economía, incluyendo el tipo de cambio y la tasa de interés, se desreguló el mercado de trabajo, se implementó una profunda reforma tributaria, se liberalizó el comercio exterior mediante una rápida reducción de los aranceles y otras barreras a la importación, y se privatizaron o liquidaron varias empresas públicas y entidades financieras. Fue uno de los procesos más intensos y acelerados de reforma estructural que se implementó en la región en los últimos tiempos y de los más exitosos.

Las experiencias exitosas, como la nuestra, demuestran que se requiere eliminar de raíz las distorsiones en los precios relativos y el déficit fiscal, para dar una inequívoca señal de compromiso. Tarea difícil en Argentina donde las distorsiones de precios en productos y servicios claves como el transporte, gasolina, gas y electricidad son enormes y el déficit fiscal primario asciende a 5.8% del PBI. Además, requiere unificar los tipos de cambio y liberalizarlos. Hacer todo esto de golpe implica un “shock” muy fuerte, pero necesario, ya que un programa gradualista de ajustes parciales no tendría credibilidad y fracasaría, como ocurrió durante el gobierno de Macri, porque no para la devaluación ni la inflación.

Argentina presenta además graves desequilibrios monetarios que su banco central (el BCRA) controla a través de pasivos remunerados que le ocasionan un déficit incluso mayor que el fiscal. Es una bomba de tiempo difícil de desactivar porque carece de los dólares necesarios para pagarlos. Imposible pensar en una dolarización de la economía o cierre del BCRA en este contexto. Sin dólares y sin acceso a nuevos créditos, en un entorno de altas tasas, Milei tendrá que implementar un ajuste sin expectativa de apoyo externo significativo.  La complejidad de la situación explica que, a dos semanas de la toma de mando, todavía no se conoce su equipo económico. En unos días veremos cómo opta por encarar el ajuste y la reacción de la población.

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