[OPINIÓN] Anthony Laub: “Las municipalidades y el ‘operari peruanensis’”. (Foto: Facebook Municipalidad de Ate)
[OPINIÓN] Anthony Laub: “Las municipalidades y el ‘operari peruanensis’”. (Foto: Facebook Municipalidad de Ate)

Ya hemos comentado sobre el desastre que es la regionalización. Se creó una nueva, gruesa y porosa capa de burocracia llena de incapaces y corruptos; cuyo único fin ha sido convertirse en plataforma política para políticos de provincias y crear otro mecanismo para evaporar el dinero de los contribuyentes.

Pero, así como hemos creado gobiernos regionales, olvidamos que tenemos 1,890 municipalidades en el país; de las cuales 196 son provinciales y 1,694 son distritales. En términos generales, existe un municipio por cada 17,000 peruanos. ¿En serio, necesitamos tantas municipalidades?

En realidad, tenemos 1,890 cacicazgos en el país, que los regentan cada 4 años los personajes más sui géneris de nuestra fauna local. Cada uno de esos municipios tiene sus propios procedimientos, estructuras, interpretaciones y razones. No hay un criterio unificado que gobierne a todos los municipios ni nadie que los articule.

La Municipalidad de Ate, por ejemplo, decidió multar al restaurante Granja Azul por un tecnicismo con más de S/1 millón y el cierre del local. Doscientas personas se quedaron sin trabajar y se paralizó un negocio por 14 días, gracias a una decisión desproporcionada que más hace pensar que estaríamos ante un típico caso del “operari peruanensis” (léase coima o colaboración en términos menos ofensivos) y no ante una violación real de nuestro inagotable y cuasi infinito sistema legal (solo el universo es más extenso y no estoy tan seguro).

¿Quién compensa a ese negocio paralizado y a sus trabajadores que perdieron ingresos que no recuperarán?

Es hora de que el Congreso apruebe la ley que limita las causas por las que se puede cerrar un local comercial y se trabaje en uno que modifique la Ley de Municipalidades para reducir las funciones de estas y, especialmente, eliminar la discrecionalidad de sus “funcionarios”. A menor discrecionalidad, menor “operari peruanensis”.

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