Brasil: Lula da Silva aceptó ser ministro, según columnista de O Globo. (EFE)
Brasil: Lula da Silva aceptó ser ministro, según columnista de O Globo. (EFE)

Los argumentos, las presiones y las amenazas del Partido de los Trabajadores (PT) fueron inútiles. El Tribunal Regional Federal (TRF-4) ha aumentado la condena de Lula por unanimidad: 3 a 0. Fuera del PT y sus aliados, el reconocimiento al sustento y consistencia de la sentencia es masivo.

El desprestigio de Lula crece. Acusar al TRF-4 de persecución política es aún más difícil que atacar a Sergio Moro. Esta es la segunda derrota del PT, además de la caída de Dilma Rousseff, que puede ser calificada de estratégica.

El objetivo de Lula era y es regresar al poder por la vía de las elecciones. Con la confirmación de su condena, el ex mandatario no puede ser candidato a cargos públicos. Además, los jueces fueron explícitos en la sentencia: 12 años y un mes en régimen cerrado; es decir, en prisión. Si se aplican las normas y la tradición, en una semana Lula deberá estar preso. Él va a apelar, pero así están las cosas hoy.

¿Quiénes pierden y quiénes ganan con esta condena? Pierde Lula y pierde el PT. Ganan los otros candidatos populistas, como Ciro Gomes y Marina Silva. Ellos van a buscar llevarse los votos de Lula. Ganan los grupos de la izquierda extrema, ha crecido el nicho para captar a los militantes radicalizados para las “acciones directas”.

Los resultados para Jair Bolsonaro, el candidato de la derecha conservadora, son confusos. Él ha crecido como una reacción a la posibilidad del regreso de Lula. Pero sin el ex presidente como candidato, su discurso pierde peso. Ganan todos los demás partidos pero, en especial, las corrientes que han emergido en los últimos años. Gana la idea de la moralización y de la renovación política, y esto es muy positivo.