Este “agujero” en realidad es una disminución y no desaparición del gas; siempre sobre el polo sur y la periferia de aquel, en la alta atmósfera, señala el columnista. (Foto: AP)
Este “agujero” en realidad es una disminución y no desaparición del gas; siempre sobre el polo sur y la periferia de aquel, en la alta atmósfera, señala el columnista. (Foto: AP)

El ozono lo forman tres átomos de oxígeno. Este gas, cuando lo tenemos alrededor nuestro, puede ser muy tóxico en altas concentraciones. Pero en apenas bajas concentraciones, es muy útil para la vida si se encuentra en la estratósfera. Allí, su sola presencia protege la vida de la muy nociva radiación UV del sol.

Como todos sabemos, existe un llamado “agujero” de ozono. A diferencia de lo que muchos piensan, este “agujero” en realidad es una disminución y no desaparición del gas; siempre sobre el polo sur y la periferia de aquel, en la alta atmósfera. Solo afectando la Antártida, además.

Importante también es el hecho de que no está presente todo el año. Se empieza a formar en el invierno. Produce su máximo desarrollo al inicio de la primavera y rápidamente, bajo los efectos de la luz solar que incide sobre la atmósfera del polo sur con la llegada de la primavera, se disipa por completo en cuestión de semanas.

Las medidas tomadas para proteger el ozono atmosférico han tenido éxito y se ha logrado que no se deteriore más este precioso activo planetario. Dependerá de nosotros mismos revertir el daño, como de hecho parece que lo lograremos en el tiempo, como lo vemos con el agujero de este año, ya próximo a su pico estacional.