Habrá que implementar más adelante una tercera reforma agraria que efectivamente involucre a todos: Estado y privados a lo largo de toda la cadena de generación de valor agrícola, dice el columnista. / FOTO: Zintia Roxana Fernández Licla
Habrá que implementar más adelante una tercera reforma agraria que efectivamente involucre a todos: Estado y privados a lo largo de toda la cadena de generación de valor agrícola, dice el columnista. / FOTO: Zintia Roxana Fernández Licla

El presidente de la República ha declarado ayer que “algunos han entendido que la segunda reforma agraria es quitarles terrenos, totalmente falso, hay que sacarnos eso de la cabeza, ni siquiera se ha pensado, no se va a hacer, sería absurdo que un gobierno lo haga, está descartado”. Además, la segunda reforma “significa acercarnos más al agricultor, que los gobiernos regionales y locales garanticen las vías de acceso para llegar a las chacras, centros poblados, centros de producción, teniendo el camino listo, se debe llegar con tecnología, asesoramiento técnico”.

Eso es todo una muy bien intencionada declaración de interés y un muy costoso esfuerzo que –sin duda– debe encaminarse.

Sin embargo, si los privados en forma de generadores de cadenas de producción agroexportadoras o de comercialización local; no participan activamente con sus recursos (en Perú el 80% de la inversión es privada) y más aun con su tecnología; más temprano que tarde, la segunda reforma terminará siendo una frustración para muchos y un beneficio para pocos. Así las cosas, habrá que implementar más adelante una tercera reforma agraria que efectivamente involucre a todos: Estado y privados a lo largo de toda la cadena de generación de valor agrícola.