A pesar de El Niño Costero en curso; no ha sido un buen año de lluvias para nuestros reservorios de la sierra central y sur, señala el columnista. (Foto: El Comercio)
A pesar de El Niño Costero en curso; no ha sido un buen año de lluvias para nuestros reservorios de la sierra central y sur, señala el columnista. (Foto: El Comercio)

Conforme nos acercamos al 31 de agosto, que está a la vuelta de la esquina, vamos llegando también al final del invierno meteorológico del hemisferio sur. El invierno astronómico, ese, termina este año la madrugada del 23 de septiembre, en el momento mismo que se produzca el equinoccio de primavera.

Con el final del invierno meteorológico llega además el final del año hidrológico 2022-2023 donde hacemos un balance de nuestras lluvias y caudales en nuestras distintas cuencas. A pesar de El Niño Costero en curso; no ha sido un buen año de lluvias para nuestros reservorios de la sierra central y sur. Eso tiene impactos. Particularmente en el sector energético donde venimos experimentando un incesante periodo de altos precios marginales de la energía desde la primavera 2022. El precio marginal de la energía, que tarde o temprano llega al recibo de luz, lo determina el valor de producir un megavatio-hora de energía en cualquier momento dado. Cuando hay poca agua disponible en el sistema interconectado hay que hacer uso de centrales térmicas que funcionan con motores Diesel que son muy costosas de operar.

Recientemente, Sedapal ha manifestado que no goza del más cómodo nivel de reservas de agua en anticipo de la próxima temporada de lluvias.

Es precisamente, el final del invierno meteorológico e inicio de la correspondiente primavera cuando las primeras precipitaciones de la temporada empiezan a manifestarse en la sierra sur.

Durante el trimestre septiembre-noviembre tendremos una primera aproximación a lo que será la próxima temporada de lluvias en la sierra y selva donde –recordemos– la presencia de El Niño Global tiende a atenuar la estación lluviosa. Particularmente en el sur y centro. Otro año pobre de lluvias encara riesgos para el país en términos de abastecimiento de agua poblacional, de riego y de generación de energía. Esto es lo que nos jugamos con El Niño Global 2023-2024.

También el trimestre septiembre-noviembre será determinante en el devenir de las eventuales lluvias en la costa y sierra norte; así como la central y sur, en virtud de lo que pase en términos del calentamiento del mar que nos trae la actual y fuerte presencia de El Niño Costero.

El Niño Costero mantiene una magnitud fuerte. Sin embargo, los modelos y pronosticadores anticipan un debilitamiento durante la primavera. Si ese es el caso, como ENFEN señala, no tendremos una catástrofe tipo 1983, 1998 o 2017 inclusive.

El inicio de las lluvias en el norte y su magnitud final las va a determinar, en buena medida, la primavera meteorológica 2023.

Vienen tres meses claves para nuestro país en materia de clima.