Desde 1950 hasta la fecha, el 29% del tiempo hemos tenido alguna magnitud de La Niña y 28% del tiempo, El Niño, señala el columnista.
Desde 1950 hasta la fecha, el 29% del tiempo hemos tenido alguna magnitud de La Niña y 28% del tiempo, El Niño, señala el columnista.

El océano Pacífico se encuentra en condiciones La Niña por segundo año consecutivo. El verano 2022 volverá –como el 2021– a presentar estas condiciones climáticas. Para el Perú, el efecto clásico es un incremento en la cantidad de precipitación que debemos esperar en el verano en la sierra y selva. Con énfasis en el sur.

Los veranos consecutivos de La Niña no son extraños. Hemos llegado a observar hasta secuencias de tres veranos sucesivos con este fenómeno. Algo que El Niño no alcanza a presentar.

Desde 1950 hasta la fecha, el 29% del tiempo hemos tenido alguna magnitud de La Niña y 28% del tiempo, El Niño.

Así las cosas, casi la mitad de nuestra vida transcurre bajo el predominio del principal forzante de variabilidad del clima, como lo es el ciclo El Niño/La Niña, o ENSO, como se conoce técnicamente.

No siempre –y esto hace más compleja la predictibilidad del clima en Perú– La Niña o El Niño en el Pacífico necesariamente se traducen en eventos en la costa. Este verano, por ejemplo, está en duda La Niña costera no obstante su presencia oceánica.

Cualquiera sea el caso, la vuelta a El Niño es muy probable en el verano de 2023 o 2024. Es parte del péndulo del ciclo ENSO. Lo que obliga a estar siempre preparados. Al igual que con los sismos.