Un invierno frío –no obstante lo soleado– resultó ideal para muchos cultivos estacionales como los cítricos, señala el columnista.
Un invierno frío –no obstante lo soleado– resultó ideal para muchos cultivos estacionales como los cítricos, señala el columnista.

El Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica en EE.UU., que lleva con precisión los registros climáticos globales, anunció hace dos días que condiciones débiles de La Niña están actualmente presentes en el océano Pacífico. Además, adelantó que la magnitud del evento, que terminaría en el verano, podría alcanzar un nivel moderado.

Nuestras aguas costeras están, además, próximas a alcanzar el estatus de La Niña costera débil.

Estas no son necesariamente malas noticias. En términos agrícolas, hemos tenido un invierno frío –no obstante lo soleado– que resultó ideal para muchos cultivos estacionales como los cítricos; y que terminarán por producir importantes cosechas de mango o uva de mesa, emblemáticos productos de exportación entre la primavera y verano entrantes.

A La Niña la acompañan mejores lluvias en la sierra sur y central, pero lluvias más débiles en la costa norte.

Para efectos prácticos, para la gente en la costa, un verano con aguas frías se traduce en menor calor en el día y tiempo más fresco en las noches. No hay impacto en la sierra y selva en temperaturas pues los Andes interrumpen la conexión con el frío Pacífico.

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