(Foto: Archivo/GEC)
(Foto: Archivo/GEC)

-Me alegro de que haya pasado la moción de vacancia: será una suerte de interpelación que obligará a Vizcarra a responder por estas bien fundadas acusaciones de corrupción, aunque lo más posible es que no asista y envíe de nuevo a su abogado del estudio Ugaz (esto si es que antes Eloy y su banda oficialista del TC no le rescatan con algún subterfugio legal). Pero hasta ahora no ha aparecido nada nuclear que me convenza de que la cosa no debe pasar de esta “interpelación presidencial” a una vacancia efectiva.

-Siempre les recordaré que fui posiblemente el primer editorialista que hace ya varios años atrás apoyó el “matrigay” (y hasta la adopción por gays), cuando nadie se atrevía. Es más, muchos coleguitas de los que ahora se llenan la boca con el tema me atacaron y se burlaron. ¡Hasta posé de galán de Lúcar para una campaña! Así que de homófobo o de conservador no me van a poder tildar ahora que opinaré que hizo bien el TC en no permitir el “matrigay” mexicano del economista Ugarteche por la sencilla razón de que la figura del “matrigay” no existe todavía en el Perú, por lo que sería una barbaridad colar así legislación extranjera en nuestro orden legal. Mañana un musulmán podría entonces insertar así la poligamia –que tampoco estoy en desacuerdo con ese tipo de familia: cada uno es libre de vivir como quiera mientras no perjudique a los demás– en nuestro país. Sí al “matriagay”, pero solo a través de nuestros procesos legales internos. No a su entrada mañosa por una puerta falsa legal. Como comentaba jocoso un amigo homófobo: “Déjenlos nomás que se casen y que solitos se metan en ese suplicio”.

-¡Cómo que han prohibido judicialmente la distribución gratuita por parte del Estado de “la píldora del día siguiente” para planificación familiar! O sea, solo al alcance de los que puedan pagarla en farmacias. ¡Qué hipocresía tan clasista!

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