No comparto las visiones tan extremas que circulan de que esto es el fin del capitalismo, que nuestras costumbres van a cambiar muy radicalmente, que ya no nos tocaremos más, etc. Sale la vacuna (dentro de un año, a lo más) o algún remedio y el mundo será en general bastante parecido a lo que era, salvo que muy recesado económicamente (pero creo que con un rebote fuerte en 2021. Esto será como salir de una huelga general indefinida). Me imagino que habrá bastante hostilidad hacia China y su gente, que por vender y comer esas cosas raras nos han fregado al resto (ojalá que no haya sido de laboratorio. ¡No quiero ni pensar en las represalias! Y ojo que en nuestra selva también se comercializa y se come “carne del monte” en condiciones antihigiénicas). Los movimientos políticos ecologistas se repotenciarán. Se trabajará más desde casa. La Unión Europea se debilitará porque, otra vez, los alemanes se negarán a avanzar (no habrá los necesarios eurobonos, ni la unión bancaria). Muchas compañías internacionales grandes se comprarán a precios irrisorios en Bolsa: firmas con gran liquidez –como Facebook, Apple o Microsoft– adquirirán lo que les dé la gana. Regresarán muchas fábricas de China y del Asia (gran oportunidad de México). Habrá muchos recambios de gobiernos en los países que lo hicieron muy mal y que por eso hubo muchos muertos (España, Italia, USA, México y Brasil. En este último creo que los militares deponen a Bolsonaro para imponer al general Mourao, su vicepresidente).

En el Perú habrá un fuerte intento de que Vizcarra postule en 2021. Constitucionalistas sobones sobran, el TC es suyo, la todopoderosa caviarada le apoya, la gente está embobada, mucho coleguita anda muy echado, el Congreso se desprestigiará solo y el señor se la ha creído. ¡Acuérdense!