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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Puede que la marcha convocada para el 27 de febrero en protesta contra la televisión basura sea, hoy más que nunca, una iniciativa válida justificada y necesaria. Sin embargo, me parece que se está poniendo la mira en el lugar equivocado. Como la han presentado, pareciera que la movilización solo busca cuestionar los realitys, cuando el origen del problema no está únicamente en el horario de las 6 p.m. La madre del cordero en este tema y en casi todos los problemas del país se concentra en nuestra paupérrima educación. "¿Qué tal si marchamos contra la justicia basura, la educación basura, la salud basura, la política basura, las empresas basura, las instituciones basura, los gobiernos basura? La televisión basura existe porque todo lo anterior existe", escribió, con lucidez, un amigo sobre el tema y tiene toda la razón. La televisión es tan influyente en nuestro país porque, a falta de instituciones sólidas, esta se convierte en juzgado, en comisaría y, además, dicta lo que es moralmente bueno o malo. Sería injusto tildar de basural solo a la TV, cuando todos los medios reproducen con igual interés, pero con distinto marco, los miserables contenidos televisivos. No recuerdo marcha alguna a favor de la lectura o la educación con tanta cobertura y promesas de asistencia como esta marcha contra la televisión.