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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El Perú atraviesa una emergencia que nos va costando la vida de unos 80 compatriotas y que ya afecta a más de medio millón de personas. A diferencia de ocasiones anteriores –en mi registro al menos–, se percibe presencia del Estado y se percibe que su capacidad de respuesta ante una emergencia de estas proporciones no falla por falta de gestión, recursos o voluntad política. En mi registro de casi 40 años, la escala, el alcance y la amplitud de la respuesta son inusitados e inéditos.

Nunca antes pudimos ver qué hacía qué ministro dónde y cuándo (igual, no sabemos dónde está el Mudo). La tecnología nos permite eso y enterarnos de a qué lugares aún no llegan y cómo y con qué hay que llegar. El trabajo de la PCM está siendo sobresaliente: su capacidad de operación política es desastrosa, pero esta emergencia no los ha desbordado. El despliegue, esfuerzo (y sacrificio) de los efectivos de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas está siendo determinante para poder ir alcanzando a todos los ciudadanos en todas las regiones. La opinión pública –mayoritariamente– se ha cerrado como un puño para apoyar al gobierno en enfrentar la crisis. La respuesta de la ciudadanía ha sido impresionante: organizándose para recolectar y enviar donaciones, como voluntarios y también rebotando y difundiendo información relevante y de ayuda.

Salvo por el vergonzoso exabrupto del acaparamiento de agua de la semana pasada, los intentos de gente miserable que en medio de tragedias reales intenta generar zozobra y crear pánico y caos armando y difundiendo mentiras y psicosociales, y de algunas empresas que intentan rentabilizar la emergencia para lavarse la cara y hacerse propaganda, podemos decir, con relativa certeza, que el Perú se ha unido para superar este problema. Ya mañana ajustaremos las cuentas.