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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Ayer fue el Día Internacional de la Mujer. No se celebra, se conmemora.El asunto con las celebraciones es que la mayoría son de mentira. Un cumpleaños ya no es una meta, sino un hito que está en el camino. Uno al que se llega por el inmeritorio –y triste, para algunos– hecho de envejecer. Se celebran las conquistas, sí, que no son pocas, pero es raro celebrar cuando lo conseguido es claramente opacado por lo que aún queda por conseguir.

Si hiciéramos un país solo de mujeres en su condición promedio actual, sería uno de los más pobres del mundo, con una tasa de desempleo de dos dígitos y uno de los poquísimos estados en los que la esclavitud –en todas sus formas– aún no ha sido abolida. Y eso no es una exageración.

Las mujeres sufren discriminaciones que son completamente invisibles para los hombres. No solo son discriminadas porque sean más pobres, que lo son; porque sean menos fuertes físicamente, que también lo son; porque ganen menos, que así es; porque pueden quedar embarazadas y perder productividad, que sucede. No, las mujeres son discriminadas por ser mujeres.

El reto es grande, pero empecemos por lo básico: lo más probable es que todo eso que pasa en tu casa sin que te des cuenta sea gracias al trabajo de una mujer. Ropa limpia y en su sitio, comida caliente al llegar a casa, hogar ordenado y limpio, papel higiénico en su lugar cuando lo necesitas. Empieza a mirar todo eso como el trabajo de alguien porque eso, y nada menos que eso es lo que es: trabajo no remunerado, pero trabajo. En el Perú se calcula que equivale a 14 puntos del PBI. Y no hay vacaciones, ni CTS, ni grati, ni seguro, ni sueldo.