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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El martes por la noche, la Policía allanó un laboratorio en el que se elabora aceite y resina de cannabis. Esto no pasaría de ser otro caso anecdótico en el que capturan un montón de drogas y después las incendian a la vista del fiscal, la Policía y los transeúntes y nunca nadie se hornea (qué curioso, ¿no?) si no fuera por la historia que hay detrás.

El hijo de Dorothy Santiago, Rodrigo, tiene 6 años y desde que nació sufre –entre otros males– de Síndrome de Lennox, una muy rara enfermedad que causa que convulsione entre 20 y 30 veces al día. Cada convulsión consta de hasta 10 miniconvulsiones. Sí, convulsiona todo el día. Hace poco más de un año, miles de medicamentos y citas médicas después, descubrieron que lo único que logra que las convulsiones desaparezcan, que coma –y que, por lo tanto, su deterioro cognitivo no sea aún mayor– son las gotas de aceite de marihuana que su mamá le administra diariamente y por el que ha llegado a pagar hasta S/2,000. (Mire: goo.gl/ENwMH7)

La calidad de vida de Rodrigo ha mejorado sustancialmente desde que consume este aceite. Por eso, su mamá y otras personas formaron la asociación Buscando Esperanza, pues, por supuesto, Rodrigo no es el único caso y esta sustancia ha tenido un impacto enorme en la calidad de vida de muchísimas personas que no encuentran en la medicina "formal" alivio a su sufrimiento. La Policía lo sabe y quienes le pasaron el dato también, pero no interesa, todo por plata. Esto que ha hecho la Policía es una injusticia y una maldad.

Que vayan a agarrar a Toledo y a los tíos de Keiko en vez de fregarles la vida a tantos pacientes sin esperanza.

¡Legalización YA!