notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Ayer, en la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, los representantes del Frente Amplio se abstuvieron de votar a favor de una moción de orden del día que, en simple, llamaba al orden democrático en la hermana Venezuela.

¿Qué decía la moción para que el frente de izquierda rechazara dicho texto? Primero, llamaba al respeto de la Asamblea Nacional e identificaba, de colofón, al gobierno de Nicolás Maduro como una "dictadura". Segundo, se solidarizaba con la AN y los demás grupos democráticos del país. Finalmente, le exigía al gobierno de Maduro rectificar, solicitaba la liberación de los presos políticos, el respeto a la libertad de prensa y expresión, así como la convocatoria a elecciones generales.

No caeremos en los sofismas clásicos de nuestra izquierda para minimizar lo que claramente es un pronunciamiento político. Y si bien uno puede estar en contra del régimen dictatorial de Maduro, lo del llamado a elecciones bien puede ser tomado como una provocación. Pero, ¿y de ahí qué? ¿No era la izquierda la abanderada de la democracia, las libertades civiles e individuales? ¿Contra qué parte de la moción están en contra? ¿La liberación de los presos políticos como Leopoldo López? ¿La restitución de la libertad de prensa y expresión? ¿El respeto a la Asamblea Nacional?

Ese es el problema central de la izquierda peruana, y una de las razones fundamentales por las cuales le costará tanto regresar al poder: la hipocresía con la que se maneja. Mientras enmudecen ante los excesos perpetrados por el eje castro-chavista, tratan de vender localmente un discurso pomposo pero fingido.

Mañana, que se cumplen 25 años del autogolpe fujimorista, más que seguro desplegarán sus diatribas y quejas contra el mismo. Pero, a diferencia de quienes aquí y allá defienden los regímenes constitucionales y la protección de las instituciones y las libertades, callan en todos los idiomas ante un régimen que lleva perforando la democracia venezolana desde 1999. Entonces, ¿cómo es? ¿Hay deudas que impiden llamar las cosas por su nombre? ¿O es pura pose política?