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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Impresionante, por decir lo menos, la recuperación de 10 puntos en la aprobación del presidente Pedro Pablo Kuczynski (Datum, abril 2017). Desde el cambio de tendencia, en setiembre pasado, la popularidad del mandatario cayó 30 puntos para situarse en marzo en 35%.

Esta recuperación es muy significativa en cuanto a magnitud, pero clave en cuanto a gobernabilidad. Lo hemos dicho muchas veces antes, pero siempre es bueno repetirlo: en países de baja calidad institucional, como el nuestro, la popularidad es la clave que determina las probabilidades de la gestión. Alta popularidad legitima casi cualquier medida, tanto como una baja popularidad pone en riesgo hasta la continuidad del régimen.

¿Qué responde a este rebote estadístico? En principio, dos cosas: por un lado, la unidad del pueblo detrás del Gobierno en medio del desastre provocado por el fenómeno El Niño costero (tanto como se unen en épocas de guerra, por ejemplo); por el otro, la reacción del Gobierno ante el desastre. Sí, les tomó un poco de tiempo ponerse las pilas y organizarse, pero una vez que lo hicieron sacaron lo mejor de ellos y demostraron para qué eran buenos.

Dicho esto, el entorno político también les ha sido favorable. El fujimorismo tuvo algunos aciertos (cancelar la interpelación al ministro Vizcarra, por ejemplo), pero sobre todo desaciertos en estas semanas (la ley de control de medios, entre otros); la izquierda, igualmente, no tiene reflejos ante los excesos de sus pares latinoamericanos.

Cuánto durará esta nueva luna de miel con la ciudadanía dependerá, por supuesto, de distintos factores. Lo importante es que aprovechen este respiro en el camino para establecer una estrategia política que puedan activar apenas salga la tragedia de la agenda. Por ejemplo, respecto a los casos de corrupción, a la inseguridad ciudadana, a la reactivación económica.

Hasta hoy el Gobierno ha sido incapaz de tomar la iniciativa política. Esta recuperación tiene que ver más con la reacción que con la acción, así que no debe ser entendida como tal. Sería muy oportuno llegar a julio con una tendencia positiva.