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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El paso del tiempo suele facilitar los balances sobre eventos críticos. Conforme nos alejamos de lo ocurrido, la perspectiva se torna más amplia, las pasiones dejan espacio a la razón, y la cercanía o lejanía a ciertas posturas se vuelven menos necesarias.

El golpe perpetrado por Alberto Fujimori un día como hoy, hace 25 años, no pareciera seguir dicha regla. Para unos, la medida fue válida y la razón fundamental por la cual hoy somos un país pacificado y de ingresos medios. Para otros, el autogolpe no solo pervirtió la democracia en su momento, sino que facilitó el comportamiento corrupto y autocrático posterior.Para quien sitúa a las instituciones democráticas y las libertades individuales por encima de cualquier hecho, es evidente que todo golpe debe ser denunciado; más aún cuando el mismo deriva, en el tiempo, en el acaparamiento de las principales instituciones democráticas y/o socava o pervierte otras.

Este es el caso del autogolpe fujimorista, y la principal razón por la cual sus seguidores deben hacer un balance más estricto. Post 1992, los principales poderes del Estado se convirtieron en una extensión del poder, borrando el necesario balance que una democracia requiere. El Poder Judicial, militar y legislativo, el Tribunal Constitucional, la Sunat, los órganos de inteligencia, entre otros, sirvieron al régimen y no al Estado o la ciudadanía. Los medios, de igual manera, fueron cooptados y comprados para ello.

Dicha práctica permitió, entre otras cosas, la re-reelección del año 2000, la cual solo pudo frenarse por la difusión de los 'vladivideos'. Sin ellos, queda la pregunta: ¿habrían podido ceder el poder en elecciones libres y limpias en 2005? Lo dudo. Cuanto más poder (y sus derivadas, como la corrupción) acumula un régimen autocrático, mayores incentivos para permanecer en él se tiene. Esto fue así en 1995, y no veo por qué hubiese sido distinto en 2005.

Ojalá este aniversario promueva un debate profundo, extenso y plural del 5 de abril. La altísima polarización política que vemos es, en parte, por la falta del mismo.