[OPINIÓN] Richard Arce: “¡No frieguen!”. (Foto: GEC)
[OPINIÓN] Richard Arce: “¡No frieguen!”. (Foto: GEC)

Ha sido una semana muy dura para gran parte del país, sumido en el dolor a consecuencia de los embates de la naturaleza, que ha desnudado los serios problemas que tenemos en ordenamiento territorial, en especial la planificación urbana, la prevención de desastres naturales y la capacidad de respuesta.

Y quiero quedarme en el análisis de esto último, sobre la respuesta tardía que han tenido nuestras autoridades, que se suponía que no solo estaban al mando, sino que liderarían la atención de la emergencia con sobriedad, eficiencia, empatía y responsabilidad.

Lamentablemente, deja mucho que desear el accionar de varias autoridades, en diferentes niveles; más bien, ha generado indignación y ha añadido un problema más a la tragedia que se vive. Imagínese un desastre de mayor proporción, nos agarraría desprevenidos y sin capacidad para atenderlo.

Lo expresado por el alcalde de Chaclacayo, Sergio Baigorrea, y lo dicho por el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, son las muestras del desprecio de nuestras autoridades con los problemas que afronta una autoridad, y no puede ser posible que pretendan deslindar sus responsabilidades alegando falta de recursos o, peor aún, responsabilizando a las gestiones anteriores.

Es la muestra de la incapacidad funcional y la mediocridad de estas autoridades, porque ellos sabían con mucha antelación sobre la situación de sus comunas. Por algo ofrecieron el oro y el moro en campaña y todavía fueron electos el 5 de octubre del año pasado, para que ahora se quejen de una supuesta orfandad, que se contradice con las bancadas que tienen en el Congreso y hasta con los ministros afines con los que despachan.

Tanto despotricaron de Castillo y ahora utilizan sus argumentos para evadir sus responsabilidades; eso significa que solo hicieron populismo barato con el cuento de ‘Lima, potencia mundial’; al final, tienen las mismas limitaciones de quien criticaban.

Soy creyente, fui seminarista, así que siempre me encomiendo a Dios, pero jamás voy a tener como única alternativa a la fe para afrontar los problemas, más si soy autoridad y tengo el poder y los recursos para responder en una emergencia.