Esa extraña parábola. (USI)
Esa extraña parábola. (USI)

La parábola de los talentos cuenta la historia de un hombre que, al partir de viaje, entrega monedas a tres de sus siervos: cinco al primero, dos al segundo y una al tercero.

Al volver, los dos primeros habían invertido y duplicado, lo cual informaron y dieron al amo. Pero el último, temeroso de perder la moneda, la había enterrado en un lugar seguro para devolver lo recibido.

Ante ello, el amo premió a los dos primeros y castigó al que no había otenido frutos de lo recibido.

De esta historia podemos sacar algunas moralejas: llegamos al mundo con algún don: inteligencia, fuerza, acceso a buena educación o salud; o recibimos bienes materiales.

Un día tendremos que dar cuenta de lo que hicimos con ello y no será aceptable no haber multiplicado lo que nos dieron. Y esto se aplica tanto al individuo como a la sociedad.

Los peruanos recibimos un país con recursos naturales; a nuestra disposición para invertir, multiplicarlos y transformarlos en oportunidades de empleo, ingresos, igualdad de oportunidades y acceso a salud y educación. ¡Y queremos dejar esos recursos enterrados sin ser utilizados para generar bienestar!

Pero un detalle hace que nuestras acciones sean aun peores: consideramos que esos “talentos” son casi una maldición y la causa de nuestro bajo desarrollo. Nos atrevemos a decir que, si hubiéramos tenido menos, nos habríamos esforzado más y estaríamos en puestos cerca de Suecia o Noruega, con alto nivel de bienestar y actividad económica de gran valor agregado.

Olvidamos que ellos también debieron “sobreponerse” a la difícil condición de tener petróleo, minerales, o cercanía al océano.

Para encontrar culpables, deberemos mirarnos a nosotros mismos.

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