crecimiento económico
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La economía peruana crece pese a la corrupción. En 2018 lo hizo en 3.99% y en marzo de este año en 3.19%. No son cifras bajas si las comparamos con la región. Sin embargo, la pregunta es: ¿cuánto más hubiéramos crecido sin corrupción? Más aún, ¿cuán mayor sería el bienestar de la población? Aquí se requiere eliminar la corrupción y destinar el dinero público a implementar reformas que faltan en sectores que se relacionen con los ciudadanos. Solo así las cifras económicas serán percibidas. Por eso imagine, estimado lector, nuestro país sin corrupción. ¿Cómo estaríamos si ese dinero que tuvo como destino la corrupción, se hubiera usado en mejorar la educación, la salud, el acceso a agua? No puede volver a pasar.

La corrupción es un tema de personas y no depende del modelo económico, como algunos sugieren. Los países con mayor calidad de vida son aquellos sin corrupción, como los nórdicos. De ahí que la responsabilidad de quienes usan los fondos públicos en beneficio propio sea enorme. No hay excusas.
Los ciudadanos estamos decepcionados de los políticos. De todos. No les creemos. El Congreso ocupa su tiempo en denuncias entre sus miembros. Además, aprueba pocas y malas leyes. Y la economía funciona en ese entorno.

Perú necesita no solo crecer sino desarrollar. Esto último se asocia con la calidad de vida de las personas. Y para ello se requiere de un gobierno que funcione y esté libre de corrupción. De lo contrario, que no nos sorprenda que en 2021 aparezca un caudillo que nos pueda llevar al despeñadero.

Asociar a toda la clase política con la corrupción genera un vacío que puede ser cubierto por cualquier advenedizo autoritario. Ya lo vivimos y sabemos de sus consecuencias.

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