Agustín Lozano presidente de la Federación Peruana de Fútbol. (Jesús Saucedo)
Agustín Lozano presidente de la Federación Peruana de Fútbol. (Jesús Saucedo)

El lunes 14 se aprobó el nuevo estatuto de la FPF, adaptado a los nuevos requerimientos FIFA, en el que participan como nuevos actores los clubes de Segunda, los futbolistas, el fútbol femenino, los árbitros, el fútsal y el fútbol playa. Sin embargo, esta modificación, esperada hace mucho para terminar con el absurdo control de las departamentales sobre la asamblea, no ha sido satisfactoria para muchos.

Equipos formales como Alianza, Cristal, Melgar y San Martín se han mostrado en contra del nuevo estatuto y de las formas para lograr su aprobación. La FPF está presidida interinamente por Agustin Lozano, exalcalde de Chongoyape y expresidente de la departamental de Lambayeque. Es quien, prácticamente, puso a Oviedo en el sillón de la Videna siendo vicepresidente desde 2014. Además de que supo ser uno los grandes aliados de Manuel Burga, Lozano está acusado ante Conmebol y FIFA por un caso de venta de entradas a revendedores durante los partidos de Perú en Eliminatorias y amistosos previos al Mundial. Un expediente que está raramente durmiendo en Conmebol.

Este escenario tiene a nuestro campeonato bajo sospecha. Con designaciones de árbitros a dedo. Con fallos en la Comisión de Justicia retenidos. Con reparto de excedentes a algunos equipos y a otros no. Un torneo en el que ser aliado de la Federación parece una gran ventaja.

Las elecciones se han definido para noviembre de 2020. La administración actual va a cumplir seis años al mando. El éxito de la selección mayor no ha logrado trasladarse a las oficinas. Proyectos de menores interrumpidos, déficits económicos, renuncias de gente idónea en casi todas las áreas. Ojalá que este laberinto termine bien y a la FPF la dirija gente preparada, moderna y que ponga los intereses de nuestro querido fútbol por encima de los propios.

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