Foto: Andina
Foto: Andina

Este año he tenido la oportunidad de visitar varias ciudades de la selva: San Ramón, Satipo, Villa Rica, Oxapampa, Tingo María e Iquitos. Estas ciudades comparten su diversidad, el calor, la risa fácil y sus mitos y leyendas, pero también coinciden en los mototaxis excesivos, el ruido de sus motores, las líneas de bus insuficientes, la alta velocidad y la ausencia de una planificación urbana que permita que su expansión esté acompañada de prosperidad. En Iquitos encontré, además, una oferta turística distorsionada basada en comisiones cargadas a los visitantes y, peor aún, centros de “rescate” de animales que solo buscan lucrar a costa de la explotación de las especies. Pero, ¿podemos imaginar ciudades selváticas que sean sostenibles? ¿Cuáles son los pasos que se deberían dar para que, sin perder su propia vitalidad, estas ciudades se transformen en centros urbanos resilientes a los fenómenos naturales y en los que la calidad de vida que se ofrezca sea mejor? Algunas acciones concretas podrían ayudar a alcanzar estos objetivos. Desde códigos claros para la ubicación y construcción de cualquier edificación, que además deberían ser hechas usando materiales locales –que están más adaptados para el clima que el ladrillo y el cemento–. Por supuesto, esto no servirá de mucho sin políticas de vivienda social. La adaptación a los fenómenos climáticos también resulta clave, pues solo con los instrumentos apropiados se podrán evitar los aniegos y las consecuencias de las tormentas. Así, las redes de canales y su constante mantenimiento son indispensables. El uso de energías limpias y renovables no es una opción, sino una absoluta necesidad. ¿Se imaginan todos esos mototaxis y motos circulando sin necesidad de usar el petróleo o la gasolina como combustible? Claro, esto implica una política de gobierno de transformación no solo de la matriz energética, sino del equipamiento y será una revolución de la industria. Pero es precisamente eso lo que se necesita: una revolución.

El proyecto CASA –Ciudades Auto Sostenibles Amazónicas (PUCP)– plantea precisamente el desarrollo de prototipos y tecnología tanto en técnicas constructivas como en energía, siempre incluyendo los saberes locales. No solo porque no tiene sentido reproducir modelos sin haberlos testeado o peor importar soluciones que no se adapten al contexto real. Así, mejores ciudades amazónicas son posibles, donde no solo sus habitantes encuentren orgullo en su maravillosa biodiversidad y su gastronomía, sino en sus políticas de sostenibilidad y sus centros urbanos. Desde el Ciudades Cómo Vamos acompañaremos a los agentes locales a propiciar no solo el debate, sino el conocimiento urbano sostenible. Esta gira por la selva peruana continuará, son bienvenidos quienes quieran sumarse en este proceso.

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