"Es una declaración absolutamente frívola e irresponsable que tiene un objetivo muy claro: desviar la atención de lo que realmente importa", dijo un funcionario de WWF sobre las acusaciones de Bolsonaro. (Foto: AFP)
"Es una declaración absolutamente frívola e irresponsable que tiene un objetivo muy claro: desviar la atención de lo que realmente importa", dijo un funcionario de WWF sobre las acusaciones de Bolsonaro. (Foto: AFP)

Si alguien sigue pensando que el incremento en número y extensión de los incendios que están acabando con la Amazonía brasilera no tiene relación con el mensaje permisivo y cómplice del gobierno de Bolsonaro, debería escuchar la conferencia que preventivamente dieron un tiempo atrás todos los exministros vivos de Medio Ambiente de Brasil. En este grupo está incluido Edson Duarte, quien estuvo al frente de ese ministerio en el gobierno del derechista Temer, así que no vale decir que esa es una cofradía de agitadores antisistema. Todos coincidieron en que el gobierno de Bolsonaro ha impuesto una “política sistemática, constante y deliberada para desmantelar las políticas ambientales”.

Para los que tienen memoria corta, recuerden que Bolsonaro ganó la presidencia prometiendo que acabaría con “el activismo ambiental” y con la “industria de demarcación” de tierras indígenas. Lo que en simple quiere decir que permitirá la quema, el pastoreo y la plantación de soya irrestrictamente. Si en 2011, según información publicada en la revista Science, Brasil exportó a la Unión Europea carne y alimento para ganado que representó la deforestación de una superficie equivalente a más de 300 campos de fútbol al día, ¿de qué dimensiones hablamos ahora?

Por eso es fundamental vincular la catástrofe ambiental que hemos construido con las estructuras de poder, políticas y económicas que lo han permitido. Si rentabilizamos todo, hasta la Amazonía, el pulmón del mundo, el único futuro posible es la debacle total. Se vuelve inútil pensar en un futuro prometedor si no aseguramos un cambio sustancial de patrones de consumo, pero, por momentos, la frase atribuida a Fredric Jameson y Slavoj Žižek, “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”, parece lo único indiscutible.