Edgar Vásquez. (Foto: GEC)
Edgar Vásquez. (Foto: GEC)

En lo que debieran ser días de reinicio de las primeras actividades económicas, de las 27 que se supone que debían arrancar en lo que resta del mes y la segunda quincena de junio, tenemos en cambio una callada tensión tramitológica cuya única constante parece ser la incertidumbre de si se otorgará o no el permiso oficial de reapertura a las empresas solicitantes.

Si el gobierno no acelera la aprobación y publicación de los protocolos sanitarios que posibilitarán estos reingresos en la vida productiva del país, la agonía económica se alargará, agravando con ello un drama social que ya con la pandemia es peor que malo.

El ministro de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), Edgar Vásquez, dijo el martes que hasta ese día había 90 hoteles autorizados para retomar actividades; y que de ellos 46 habían iniciado su registro en el SISCOVID (Sistema Integrado para COVID-19), que era el último paso para reabrir puertas, como máximo, hoy jueves. Detalló igualmente que ya existen también protocolos para los proyectos del Plan Nacional de Infraestructura, 56 proyectos del sector de Transportes y Comunicaciones referidos a carreteras y cableados de telecomunicaciones, y 36 obras de saneamiento, así como para restaurantes, hoteles y comercio electrónico.

Habrá que esperar que las palabras del ministro no se las lleve el viento –y que estas autorizaciones no discriminen a las pymes, mypes y, en general, los negocios de pequeña escala, como se ha venido denunciando– y que a la lectura de estas líneas tengamos entonces a los primeros establecimientos y proyectos retomando operaciones.

Todo por supuesto con el cuidado, el criterio y el sentido común necesarios, pues tampoco serviría de mucho reglamentar a la carrera, apurando protocolos insuficientes. El rebrote del virus será una amenaza latente tanto para la salud de la población como para la de nuestra economía; sin embargo, la ciudadanía tendrá que aprender a cuidarse y a convivir con su maldad.

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