También conocido como Eros, es el responsable de flechar a dos personas y hacer que se amen para siempre (Foto: Museo del Louvre)
También conocido como Eros, es el responsable de flechar a dos personas y hacer que se amen para siempre (Foto: Museo del Louvre)

Cada , millones de personas celebran el Día de ; una celebración tradicional de los países anglosajones, que se ha popularizado aún más a lo largo del siglo XX, al punto de extenderse a cada rincón del mundo.

Cabe mencionar que esta fecha ha adoptado distintos nombres. Día de San Valentín, Día de los enamorados o Día del amor y la amistad. Es así que este día, las parejas expresen su amor con obsequios y celebraciones particulares. Por ello, se creía que su origen era más comercial. Sin embargo, esta festividad viene desde muchos años atrás y su inicio tiene que ver mucho con un personaje: Cupido.

Sí, Cupido, al que muchos responsabilizan de hacer que dos personas se enamoren y se amen. Este personaje histórico es representado como un niño con alas, arco y flechas. Es, sin duda, la imagen del Día de San Valentín.

Cupido es representado como un niño con alas, arco y flecas (Foto: Pixabay)
Cupido es representado como un niño con alas, arco y flecas (Foto: Pixabay)

¿QUIÉN ES CUPIDO? HISTORIA Y ORIGEN DEL DIOS DEL AMOR

Cupido, según la mitología griega, recibe el nombre de Eros; es considerado el dios del amor y el deseo, responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo; venerado también como un dios de la fertilidad.

Eros es hijo de Venus (Afrodita), la diosa del amor, la belleza y la fertilidad con Marte (Ares), el dios de la guerra. En algunos mitos era hijo de Nicte y Erebo.

Por otro lado, de acuerdo al diálogo ‘El banquete’ de Platón, Eros fue concebido por Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza) en el cumpleaños de Afrodita. Esto explica los diferentes aspectos del amor.

Cuando Cupido nació (en Chipre), su madre Venus se vio en la necesidad de esconderlo en los bosques porque Júpiter (Zeus) intentó asesinarlo pues estaba convencido que su nacimiento traería catástrofe y caos para la vida.

Cupido (Cupidon, L'Amour Mouille). William-Adolphe Bouguereau, 1891. (Foto: Wikipedia)
Cupido (Cupidon, L'Amour Mouille). William-Adolphe Bouguereau, 1891. (Foto: Wikipedia)

El destino, sin embargo, permitió que Cupido se mantuviera a salvo. En el bosque fue amamantado por fieras y criado por ninfas, quienes le dieron libertad siendo incapaz de razonar. Se formó hermoso como su madre y audaz como su padre, e incapaz de ser guiado por la razón, a la manera de sus selváticas nodrizas.

En el bosque fabricó un arco con madera de fresno y flechas de ciprés, comenzando así su habilidad con la puntería. Al percatarse de esto, Venus le regaló un arco y flechas de oro y plomo. Estas tenían un don: si disparaba las flechas de oro concedía el amor, pero con las de plomo, provocaba olvido y odio. Además, ni dioses ni mortales eran inmunes a las flechas.

Venus comenzó a preocuparse porque Cupido no crecía, hasta que nació su hijo Anteros, dios de la pasión. Cuando Anteros y Cupido estaban unidos, este se transformaba en un joven hermoso, pero cuando se separaban volvía a ser un niño con los ojos vendados.

Cupido es representado como un niño con alas, para indicar que el amor suele pasar pronto, y con los ojos vendados para probar que el amor no ve el mérito o demérito de la persona a quien se dirige, ni sus defectos, mientras se fija en ella.

Venus y Cupido, de Alessandro Allori. Museo Fabre, Montpellier (Foto: Wikipedia)
Venus y Cupido, de Alessandro Allori. Museo Fabre, Montpellier (Foto: Wikipedia)

CUPIDO TAMBIÉN SE ENAMORÓ

En cierta tierra remota hubo un rey y una reina, padres de tres hijas. La menor y más bella de todas se llamaba Psique (representación del alma), quien no encontraba marido porque los hombres no se sentían dignos de ella.

Su hermosura era tal que le dio renombre de ser una segunda Venus, quien celosa por su hermosura le pide a su hijo que la flechara para que se enamore del hombre más feo del mundo.

Al verla, Cupido quedó prendado de su belleza y lanzó su flecha al mar. Para evitar la furia de Venus, la pareja se veía a escondidas por las noches, con la condición impuesta por los dioses de que nunca el rostro de Cupido debería ser visto.

Sin embargo, impulsada por la envidia de sus hermanas, Psique sintió la curiosidad y una noche, acercó la luz para ver a su amado, quien se percató de ello; decepcionado, Cupido la abandonó.

Cupido con una mariposa, obra de William-Adolphe Bouguereau, 1888 (Foto: Wikipedia)
Cupido con una mariposa, obra de William-Adolphe Bouguereau, 1888 (Foto: Wikipedia)

Arrepentida, Psique le pidió ayuda a Venus, quien le asigna cuatro tareas. La última y más complicada era entregar en un cofre un poco de su belleza al inframundo. Una vez más la curiosidad invadió a Psique y decide abrir la caja, cayendo en un profundo sueño.

No hubiera despertado jamás si Cupido, curado de su despecho, no hubiese escapado del palacio de su madre en busca de su amada. Al encontrarla, este le retiró el sueño mortal con un beso. Fue tanto lo que ella luchó que los dioses, conmovidos, la convirtieron en diosa para que pudiera casarse con Cupido. Desde ese momento, Psique adquirió alas de mariposa, emblema ordinario del alma en los antiguos.

Fruto del matrimonio, Psique dio a luz a las tres Gracias: Voluptas, la Gracia de la Voluptuosidad; Castitas, la Gracia de la Castidad; y Pulchrito, la Gracia de la Pulcritud. Esta última es un balance entre las dos primeras.

La boda de Cupido y Psique, óleo de François Boucher, 1744 (Foto: Wikipedia)
La boda de Cupido y Psique, óleo de François Boucher, 1744 (Foto: Wikipedia)

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