El viento y el calor complicaban el domingo la lucha contra un vasto incendio en el centro de , contra el que están movilizados más de 1.700 bomberos, con el apoyo de aviones y helicópteros.

El incendio en la región de Castelo Branco se declaró el sábado, y hasta el momento ha dejado veinte heridos, ocho bomberos y doce civiles. Uno de los civiles, con graves quemaduras, fue evacuado en helicóptero a , 200 kilómetros al sur.

Las fuertes rachas de viento, en medio de una fuerte sequía estival con temperaturas de cerca de 35 ºC, obligaron a las autoridades a añadir centenares de bomberos a la tarea. Cerca de 1.700 luchaban contra las llamas al caer la tarde, apoyados por 480 vehículos y 23 aeronaves, según Protección Civil. La mayoría de efectivos estaban situados cerca de la localidad de Vila de Rei.

Ese pueblo, y otros cercanos a la ciudad de Macao (7.000 habitantes) sufrían los embates del incendio, obligando a sus habitantes a mojar con mangueras y cubos de agua sus casas, con la esperanza de salir indemnes de las llamas.

"Solamente el incendio de Vila de Rei sigue activo", tras progresar 25 kilómetros desde su punto de origen, declaró el ministro de Interior portugués, Eduardo Cabrita, en rueda de prensa.

Otros dos fuegos fueron controlados el sábado por la noche.
"El origen de los incendios está siendo investigado. Aquí hay algo raro: ¿cómo puede ser que cinco fuegos de dimensiones significativas hayan empezado en lugares tan cercanos?" se preguntó el ministro, en aparente alusión a una pista criminal.

Un presunto responsable de los incendios, un hombre de 55 años, fue detenido en Castelo Branco, informó la policía judicial. Es sospechoso de haber iniciado el fuego en los alrededores de esa ciudad, aunque visiblemente no está vinculado con los grandes fuegos que estallaron el sábado.

El ejército también se movilizó, con el envío de 20 soldados y maquinaria pesada para abrir vías y facilitar el acceso a los bomberos.

Cinco regiones del centro y el sur de Portugal estaban en alerta máxima por el riesgo de incendio.

Estas regiones del centro de Portugal están poco pobladas. Sus habitantes, con pocos recursos, suelen plantar eucaliptos, una especie de árbol que crece rápidamente y que es apreciado por los fabricantes de papel.

Pero esa reforestación se hace a menudo sin control, en áreas con valles frondosos, donde no se limpia adecuadamente el sotobosque. El eucalipto es además un árbol altamente inflamable.

Portugal vive bajo el recuerdo de los pavorosos incendios de junio y octubre de 2017 en el centro del país, que causaron la muerte de 114 personas en total.

Según un estudio del sistema europeo de información sobre los incendios forestales publicado en mayo, más de 250.000 hectáreas de bosque fueron víctimas de incendios en toda Europa entre enero y abril de 2019.

Fuente: AFP

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