El Gobierno argentino anunció hoy la rescisión del contrato de concesión de trenes a la empresa local Trenes de Buenos Aires (TBA), tres meses después del accidente ferroviario que dejó 51 muertos y puso sobre el tapete el pésimo estado del servicio.
La medida fue dispuesta por un decreto de la presidenta de ese país, Cristina Fernández, que quita a la compañía la explotación de las líneas Sarmiento y Mitre, que enlazan la provincia de Buenos Aires con la capital, a raíz del "deficiente estado de conservación y mantenimiento del material rodante y deterioro de la capacidad y calidad de los servicios prestados", indica el documento.
Fernández había intervenido la compañía el pasado 28 de febrero, seis días después de que un tren procedente de la localidad bonaerense de Moreno —en la línea Sarmiento— se empotró contra un andén de la estación Once.
El servicio de ambas líneas pasará a ser gestionado ahora por una "unidad operativa" integrada por las empresas Ferrovías y Metrovías, concesionarias de otros ramales, explicó el ministro argentino de Planificación, Julio de Vido, durante una conferencia de prensa.
"(Se hará) un proceso de inversión más profundo y agudo, que lleve a la calidad y seguridad del servicio", detalló el funcionario.
El accidente puso de manifiesto la precariedad del servicio ferroviario de cercanías, la negligencia política y la falta de control estatal sobre la gestión de TBA.