Mujer.21
Mujer.21

El amor entre la música y Carmen Escobedo, pianista y directora general de la (ex Conservatorio), fue a primera vista, aunque en este caso sería mejor decir a primer oído. En casa escuchaba música todo el día porque su padre, Esteban Escobedo Acuña, profesor de música del Conservatorio y autor de libros escolares, tocaba todo el día. Él inculcó a sus cinco hijos el aprendizaje del violín y el piano.

A los tres años, los padres de Carmen descubrieron que su niña tenía oído absoluto. “Esa cualidad quiere decir que reconoces todos los sonidos. Es un don que beneficia el estudio de la música. Por eso, desde los cinco años me pusieron una profesora y aprendí música a la par que aprendía a leer”, cuenta.

Su padre influenció mucho para que Carmen se dedicara a la música. “Sus amigos eran de la Orquesta Sinfónica y tocaban en la casa; crecí escuchando música clásica y música popular”, recuerda. Sin embargo, su padre, conocedor de las vicisitudes de un músico, le aconsejó estudiar una carrera universitaria.

Escobedo estudió arquitectura y a la vez en la Academia de Música Sas-Rosay, así como en el Conservatorio Nacional de Música. Luego hizo un posgrado en piano en University Jacobs School of Music, Estados Unidos. Allí se dio cuenta de que lo único que quería hacer era tocar piano.

“No podría vivir sin la música. No importa si no tengo riquezas ni nada. No podría hacer otra cosa. La música es mi vida, es el medio por el que sirvo a mi país”, dice Carmen con orgullo.

Por eso, la pianista ha criado también a sus dos hijas en un mundo musical. Si bien ser madre y profesional le costó mucho, agradece el apoyo de su madre y de su esposo. “Las mujeres somos luchadoras, y cuando tenemos familia nos hacemos más fuertes. Ahora mis hijas son brillantes profesionales, pero fue un gran esfuerzo. Las mujeres sacamos fuerzas de donde no hay y si algo nos apasiona, mucho más”, reflexiona.

La directora de la Universidad Nacional de Música está orgullosa del crecimiento de la mujer en el mundo de la música. “Ahora las mujeres se dedican a la trompeta, la percusión, el contrabajo. Hay compositoras y directoras de orquesta, como la directora de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio, Carlota Mestanza”, revela.

Su gran sueño es lograr que la Universidad de Música tenga una escuela de posgrado para evitar la fuga de talentos. Carmen tiene la seguridad de que sí se puede ser profeta en su tierra y ella es un ejemplo de ello.

Dato

“No perdamos de vista los sueños que nos trazamos. Sé que somos fuertes y podemos lograrlos”, dice Carmen Escobedo.

TAGS RELACIONADOS