En el límite de con se encuentra la ampliación de Alto Paloma, lugar donde viven alrededor de 30 familias que se las han ingeniado para salir adelante con la venta de chatarra y la crianza de cerdos. Detrás de un gran portón negro, pequeñas casas que reflejan el peor rostro de la pobreza están clavadas en parte del cerro que decidieron convertirlo en su hogar.

La caída de y el desborde del interrumpieron el tránsito en la carretera que es el único punto de acceso para el suministro de agua potable. Ahora deben bajar y subir el cerro con la esperanza de que una de las pocas cisternas que logran acceder a la zona les brinden –aunque sea- el agua suficiente para valerse por un par de días.

Conoce lo que viven estas personas, sin agua, y olvidadas en temporadas de huaico, como hoy, y a lo largo de años.

Eduardo Pecero / Alto Paloma baja – Campoy

"La cisterna se va porque tiene bastante que abastecer. Aquí viven 30 familias. En mi caso, yo he juntado solo un cilindro para mí. Pero es para mi consumo… Bañarme no puedo porque el agua no alcanza. Tengo cuatro hijos. Aquí nos cobran 8 soles el cilindro de agua y solo nos dura cuatro días".

Erick Pacaya / Alto Paloma alta – Campoy

"Yo salgo a trabajar aproximadamente a las 7 u 8 de la mañana. Regreso a las 10 de la noche. La que se queda en mi casa cuidando a mis hijos es mi señora. Ahorita estamos sufriendo porque el huaico ha llegado cuatro días seguidos. El cilindro de agua está 15 soles ahora, antes solo estaba solo 12. No podemos bañarnos porque el agua se agota".

Miguel Bautista / Alto Paloma alta – Campoy

"No tenemos agua desde hace tres días que cayó el huaico… Estamos viendo la forma de recolectar agua en la parte baja, en ocasiones vienen unos camiones cisterna y tratamos de subir de a pocos aquí donde vivimos. Un par de baldes nos toma entre una y dos horas en subir. El agua la usamos para consumo personal, para bañarnos tratamos de gastar lo mínimo porque con este calor lo más importante es tener bebida".

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