CONSECUENCIAS. Adulteración de equipos representa, en el fondo, un grave riesgo para la seguridad de la ciudadanía. (foto referencial)
CONSECUENCIAS. Adulteración de equipos representa, en el fondo, un grave riesgo para la seguridad de la ciudadanía. (foto referencial)

Con la finalidad de no pagar por el consumo real del , usuarios de este servicio de vienen adulterando los medidores de la concesionaria sin tomar en cuenta que este ilegal acto representa una situación de alto peligro por deflagración para los ocupantes de la vivienda, negocio o industria, y los vecinos de las zonas aledañas.

De enero a diciembre de este año, Cálidda reporta alrededor de mil casos de manipulaciones en las acometidas —canalización para el suministro del gas natural— en 13 distritos de la capital y el primer puerto, con mayor incidencia en los distritos de San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador (ver infografía).

“Rompen los precintos de seguridad con la finalidad de manipular el contómetro, para que siga pasando el flujo de gas, pero sin ser contabilizado”, explica Óscar Linares, vocero de Cálidda, mientras muestra los sellos de seguridad y la placa de los medidores destrozados.

Estas conexiones clandestinas de gas natural comenzaron a tomar fuerza tras el fin de la pandemia del coronavirus. Los clientes que más practican esta ilegal actividad pertenecen a los segmentos residencial, comercial e industrial —en menor medida—. Entre los negocios que han adulterado los equipos de medición de gas se encuentran conocidos chifas de la capital.

“Estamos haciendo un análisis de las desviaciones de consumo de este año. Hacia atrás, teníamos indicios de manipulaciones pero no a gran escala. Esto (la manipulación) se propicia posterior al proceso de la pandemia del coronavirus. Muchos negocios dentro del segmento comercial y residencial y, en algunos casos, clientes industriales han venido reflejando una adulteración en las instalaciones de gas”, detalla el representante de Cálidda.

Motivados por sacarle la vuelta a la legalidad y reducir la facturación mensual del recibo, los titulares del servicio de gas natural contactan a “personas especializadas en conexiones clandestinas” y les permiten manipular los medidores y reguladores.

“Estamos totalmente seguros de que debe haber una empresa coludida o tratando de favorecer al cliente. Para hacer estas maniobras o adecuaciones en los medidores se necesita una persona que conozca de trabajos mecánicos, que tenga herramientas, porque cualquier persona no puede hacerlo”, explica Linares.

RIESGO DE DEFLAGRACIÓN

Más allá del perjuicio económico a la concesionaria, estas adulteraciones de los equipos de medición de Cálidda representan en el fondo un grave riesgo para la seguridad de la ciudadanía.

“Nos preocupa que cualquier persona ajena, que retire un medidor sin el conocimiento debido, pueda ocasionar una fuga dentro de la acometida. Dicha fuga puede ingresar a la red interna y concentrar una cantidad de gas en un espacio cerrado. Y, de no haber ventilación, puede generar un accidente fatal”, advierte el vocero.

Ese “accidente fatal” al que se refiere no es otra cosa que una “deflagración” de gas natural, que felizmente todavía no ha ocurrido, remarca el capitán Daniel Goycochea Cárdenas, de la Compañía de Bomberos Grau 16 de Barranco.

“Pero, para que suceda eso, se tiene que cumplir una serie de factores, como que el lugar no tenga ventilación, que exista una concentración de gas fuerte, y que eso encuentre un punto de ignición”, sostiene.

“Solo con prender la luz de un lugar que acumuló gran concentración de gas natural, sin ventilación, puede ocurrir una deflagración con consecuencias mortales para los ocupantes de la vivienda y con bastantes daños materiales alrededor de ella”, afirma el bombero.

INSPECCIÓN

Cálidda tomó conocimiento de estas conexiones clandestinas de gas cuando los recibos empezaron a arrojar variaciones notables en la data histórica de los consumos de los usuarios residenciales, comerciales e industriales.

“Hemos tenido clientes que, durante un buen periodo de tiempo, han venido consumiendo, por ejemplo, 1,000, 1,100, 1,200 de volumen de gas, pero, de un momento a otro, en las últimas verificaciones de consumo bajaron a 200 o 300 de volumen de consumo”, asevera el representante Óscar Linares.

Frente a estos cambios drásticos en la facturación, un equipo de inspectores de la concesionaria acudió a los lugares determinados y encontró los medidores adulterados.

“Entendíamos que por un cierre de negocio, viajes o migración podría ocurrir ello; sin embargo, cuando programamos visitas de inspección, encontramos que esa variación de volumen refleja que el cliente había manipulado su acometida; es decir, adulterado su medidor, para que no registre esos 1,100 o 1,200 de volumen de consumo y facturar solamente 200″, manifiesta Linares.

Al ser descubiertos, algunos usuarios argumentan haber sido víctimas de robos o que el inquilino del local comercial, sin su autorización, modificó el contómetro del medidor. No obstante, el representante de la concesionaria refiere que ello es poco probable.

“Que se presente como un hurto ajeno al cliente es complejo. Debe haber comunicación con el propietario o inquilino. Alguno de ellos debe tener conocimiento. De cierta forma, el único beneficiado para no registrar el consumo de gas es el usuario. En todo caso, si al cliente le llega una facturación inferior, pues debería informar qué es lo que ha pasado”, aseveró.

El vocero de Cálidda explica, finalmente, que los usuarios que autorizan estas adulteraciones en sus acometidas de gas natural son pasibles de una sanción administrativa, que incluye el retiro del medidor y la suspensión del servicio. Además, si el cliente no cumple con regularizar los pagos respectivos en los plazos previstos, es denunciado penalmente por la concesionaria por el delito de hurto simple o hurto agravado.

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Desde 2004 hasta la fecha, Cálidda ha alcanzado 1.7 millones de conexiones de gas natural en Lima y Callao, con una inversión cercana a los US$1,600 millones. En este tiempo, la concesionaria ha tendido más de 17 mil kilómetros de redes de distribución de gas natural en beneficio de hogares, comercios, industrias, grifos y generadoras eléctricas, además de contribuir al cambio de la matriz energética de la ciudad y al cuidado del aire que respiramos.

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