Los traficantes esconden los paquetes en lugares insospechados, como covachas, inodoros y huecos, entre otros. (USI)
Los traficantes esconden los paquetes en lugares insospechados, como covachas, inodoros y huecos, entre otros. (USI)

Redacción PERÚ21

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Shirley Ávilalavila@peru21.com

Sin proponérselo, ellos han participado, en forma directa, en el negocio familiar. Han sido usados por sus abuelos, tíos, padres o hermanos para despistar a la Policía, como 'campanas', como contactos directos con los clientes o como vendedores. Se trata de niños o adolescentes que están involucrados en la microcomercialización de drogas.

En la actualidad, un menor de edad puede ser el punto de partida de una gran investigación policial. Lamentablemente, estos muchachos terminan heredando la ilícita actividad, explicó el coronel César Gentile, jefe del Escuadrón Verde.

El oficial afirmó que incluso se han dado casos de inescrupulosos padres que trasladan los paquetes con el alucinógeno (generalmente pasta básica de cocaína) en los pañales que sus bebés llevan puestos o en los coches de los mismos.

CLANES DE LA DROGAEste tipo de mafias ha sido detectado por dicha unidad policial en los diversos operativos que se han realizado en los cuatro primeros meses del año en nuestra capital.

Durante este tiempo han sido desarticulados 16 clanes que, en algunos casos, llevan más de 20 años dedicados a la venta al menudeo de diversos alucinógenos, en especial PBC.

En estas intervenciones se ha detenido a 31 personas y se han incautado 25,878 envoltorios con droga. En promedio, cada uno de estos paquetes contiene un gramo de la sustancia.

No se trata de personas pobres. Todo lo contrario. Si habría que incluirlas en un sector económico, podríamos decir que se trata de gente que integra la clase media, con un buen poder adquisitivo.

¿CÓMO LO HACEN?Estas organizaciones son como pequeñas hormigas: siempre están trabajando, pero no precisamente para algo positivo.

Hay personas cuya única labor es la preparación de los envoltorios, lo que realizan casi todo el día, en especial en vísperas de los fines de semana, días en los que se incrementa la 'demanda'.

Generalmente, para esta actividad 'especializada' se emplea a niños o a adolescentes que tienen las manos más pequeñas, lo cual los expone a convertirse, además, en futuros consumidores.

Estos chicos también cortan los papeles en los que se entregará la droga y se los dan a los distribuidores.

El coronel Gentile indicó que, de lunes a jueves, cada uno de estos clanes vende menos de 100 ketes al día.

La situación cambia a partir del jueves, en que se llega a comercializar hasta 500 envoltorios. Pero entre viernes y sábado se alcanza a entregar, sin el mínimo esfuerzo, hasta 1,500 ketes.

Si tomamos en cuenta que cada kete de PBC tiene un precio de un sol, podremos inferir que se puede ganar, con unas pocas horas de 'trabajo', hasta 1,500 soles.

La venta, por lo general, se realiza en el domicilio de los clanes. Pero los fines de semana cuentan con 'paseros' que salen a discotecas y a parques con 100 o 200 paquetitos.

También está la comercialización vía 'delivery', que tiene un precio mayor dependiendo de la distancia y de la cantidad, manifestó Gentile.

ZONAS COMPLICADASNo obstante, estas organizaciones familiares deben lidiar en sus barrios con la fuerte competencia ya que, al ver lo lucrativo que puede resultar el negocio, hay diversos clanes que han incursionado en él.

Esto es lo que ocurre en algunas quintas de los Barrios Altos y en La Victoria. Sucede lo mismo en Surquillo, el Rímac y San Martín de Porres. No sería de extrañar que en algún momento se desate una guerra por el control de determinadas zonas. Eso es cuestión de tiempo.

Quizá el distrito que concentra la mayor cantidad de clanes es el Cercado de Lima. Hay familias que venden drogas al menudeo en los jirones Áncash, Teniente Arancibia, Manuel Pardo, Miró Quesada, Amazonas y Lino Cornejo.

Asimismo, se encuentran en los jirones Angaraes, Ilo, Guillermo Dansey y en la zona popularmente conocida como 'La Huerta Perdida'.

TRABAJO DE INTELIGENCIAPara dar con estas mafias, la Policía lleva a cabo trabajos de seguimiento que duran semanas o meses. Filman todo para que quede como evidencia y cuentan con el apoyo del Ministerio Público.

Esto es sumamente necesario pues, debido a que las bandas llevan décadas en el mundo de las drogas, conocen al detalle lo que tienen que hacer para evadir a la justicia (desde el consumo mínimo hasta las detenciones arbitrarias).

Durante las intervenciones a las viviendas se llegan a encontrar los envoltorios en puntos inimaginables: en azucareras, depósitos de arroz, almohadas, cajas vacías de fósforos, pastas dentales, tachos de basura, colchones, tanques de agua del inodoro, huecos hechos en la pared o en el techo y hasta en el desagüe.

En ocasiones habilitan covachas al lado de sus predios para que no los involucren directamente en los hechos.

TENGA EN CUENTA

- Según el artículo 125 del Código Penal, las personas que exponen a un menor al peligro pueden ser castigadas hasta con cuatro años de prisión.

- Del mismo modo, se les procesa por el delito que haya sido obligado a cometer el niño o adolescente (artículo 23).

- En ambos casos existen agravantes cuando el joven tiene un vínculo consanguíneo con el que lo forzó o incitó a delinquir.