Todo empezó en 1998 en una pequeña trattoría de San Isidro.
Todo empezó en 1998 en una pequeña trattoría de San Isidro.

En Italiana se puede ver volar la masa, se encuentra el horno artesanal a la leña y a los maestros pizzaiolos con el mejor estilo en la preparación.

Todo empezó en 1998 en una pequeña trattoría de San Isidro. Años después creció y es una sólida cadena de siete locales (hasta el momento), considerados como templos de las pizzas y pastas.

Su lista de pizzas tiene de todo. Está la Antica, que lleva gorgonzola, gorgonzola cremificato, salame y prosciutto; la Bolognesa, con salsa de carne y queso parmesano; la Capissima, con prosciutto crudo, coppa, mortadella, ajo, salame dulce y picante; la Emiliana, con mozzarella, provolone, gorgonzola, parmesano, mortadella, salame y prosciutto; la Mediterránea, con anchoas, aceitunas negras, alcaparras, albahaca y ajo.

Otra muy pedida es la Olivia, que lleva cebolla blanca, pimientos verdes y rojos, champiñones, aceitunas negras, tomate cherry y orégano, además de la Vegetariana.

“Otro dato peculiar es que fue el primer local en tener los hornos a leña que le dan ese toque artesanal a la pizza; asimismo, fuimos los primeros en presentar al público el show del pizzaiolo al hacer volar la masa, transportando así al comensal a la misma Italia”, comenta Massimo Bonora, gran anfitrión de la cadena.

Otra historia son sus pastas: ravioles, espaguetti, papardelles, gnocchis, tortellini, cappelettis, fusilli o penne más las salsas, como la Carciofi, que tiene alcachofa y crema de leche, o la Gamberetti, con langostinos, salsa de tomate y perejil; o sencillamente su ossobuco con alguna pasta. A pedir de boca.

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Roque Benavides decano del Colegio de Ingenieros