Las mypes piden que las dejen trabajar para aprovechar la campaña escolar. (Foto: Manuel Melgar / GEC)
Las mypes piden que las dejen trabajar para aprovechar la campaña escolar. (Foto: Manuel Melgar / GEC)

Mientras los políticos la hacen larga y siguen sin definir cómo solucionar la conflictividad social, las micro y pequeñas empresas (mypes) intentan sobrevivir a duras penas, con muchas deudas encima, bajas ventas y atentados y amenazas contra sus negocios. A puertas de que se inicien las , los confeccionistas de uniformes, por ejemplo, tienen un panorama sombrío para la campaña, que, a diferencia de los dos años anteriores, llegaba sin restricciones sanitarias, lo cual causaba mayor expectativa.

Susana Saldaña, presidenta de la Asociación de Empresarios de Gamarra, explicó a este diario que esta temporada representa aproximadamente el 10% de las ventas totales. Explicó que si antes de la pandemia se comercializaban S/600 millones por la confección de estas prendas, este año la expectativa es que la cifra alcance el 50%.

Son en promedio 1,500 productores de uniformes los que hay en el emporio. El 40% de lo que fabrican se distribuye en el interior del país, pero las tomas de carreteras y la incertidumbre impiden que los envíos lleguen.

“Hay emprendedores que vienen a comprar las telas para ellos fabricar los uniformes en sus regiones, pero no han podido viajar porque no saben si habrá una paralización, o incluso si en sus zonas las clases serán presenciales como se esperaba”, comentó.

Además, indicó, la temporada escolar cobra relevancia porque es la que abre las puertas a la campaña de invierno, es decir, que puede llegar a convertirse en un termómetro de lo que sucederá en los siguientes meses.

“Las mypes que producen para la campaña escolar estuvieron afectadas cuando las clases eran remotas y, a diferencia de otros sectores, estuvieron por muchos meses más paralizadas. Hoy nos pasa esto y nos deja esta incertidumbre de lo que sucederá en la temporada de invierno”, aseguró.

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CALZADO

Los uniformes escolares también incluyen los zapatos, y en este rubro el panorama tampoco es tan esperanzador. El presidente de la Asociación de Productores de Calzado y Afines, Víctor Zamudio, aseguró que ha caído la fabricación del producto debido al temor de si existirá, o no, demanda.

“La producción más efectiva se hacía en enero, pero lamentablemente todavía está muy lento. Esperamos que las cosas mejoren porque nosotros queremos trabajar”, aseguró a este diario.

Antes de la crisis sanitaria, ellos producían a aproximadamente el 80% de su capacidad. Tras la pandemia y, con el retorno a clases presenciales, este año esperaban acercarse a los niveles de 2019; sin embargo, solo están al 35%.

“Las protestas, los bloqueos de carreteras, todo eso nos ha golpeado y ha empeorado nuestra situación para producir. Esto es algo que se da a nivel nacional, así que todo el sector se encuentra mal. Es la peor crisis que nos ha tocado vivir”, resaltó.

El problema no solo es para enviar el producto ya terminado a las regiones, sino que, en ciertos casos –explicó Víctor Zamudio– algunos fabricantes utilizan cuero de otros departamentos, como Arequipa, y hoy no pueden traerlo a Lima.

DATOS

La importación de útiles escolares sumó US$1′484,525 entre agosto y diciembre de 2022, según datos de la Cámara de Comercio de Lima.

Dicho monto estuvo por encima de los US$608,373 registrados en el mismo periodo de 2021, informó el gremio.

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Luis Arias Minaya