La agencia atribuyó el cambio a los riesgos políticos y sociales que se mantienen en el país, pero el MEF aclara que el Perú sigue siendo el país con la segunda mejor calificación crediticia de la región. (Foto: Neo-Kat/Flickr)
La agencia atribuyó el cambio a los riesgos políticos y sociales que se mantienen en el país, pero el MEF aclara que el Perú sigue siendo el país con la segunda mejor calificación crediticia de la región. (Foto: Neo-Kat/Flickr)

La agencia cambió la perspectiva de la calificación crediticia del Perú (Baa1) de estable a negativa debido a los riesgos políticos y sociales que continúan presentes en el país, así como a la actual confrontación social.

Pese a ello, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) aclaró que “Perú continúa siendo el país con la segunda mejor calificación crediticia de la región, lo que está respaldado por sus bajos niveles de deuda pública y la expectativa de Moody’s de que las instituciones y políticas generales del Perú sean efectivas para contener las presiones al gasto fiscal provenientes del entorno sociopolítico”.

Moody’s modificó la perspectiva crediticia del Perú debido a que, en su opinión, los riesgos sociales y políticos se han intensificado, amenazando en los próximos años, la cohesión institucional, la gobernabilidad, la eficacia de las políticas y la fortaleza económica de los próximos gobiernos.

No obstante Moody’s señala que la perspectiva negativa podría cambiarse a estable si el descontento social se alivia con una solución política y social aparentemente duradera, y no hay indicios de deterioro material en el marco institucional de Perú, en particular en elementos asociados con la macroeconomía y eficiencia de gobierno. Asimismo, comenta que Perú podría mejorar su calificación crediticia si existiera un entorno político más armonioso que fortalezca la cohesión institucional y resulte en la adopción de reformas que impulsen el crecimiento sostenible. El fortalecimiento de los indicadores de gobernabilidad, en particular los relacionados con las instituciones políticas, la corrupción y la economía informal, mejorarían la solvencia de la República.

Por otra parte, la calificación crediticia podría ajustarse a la baja, de continuar la inestabilidad social, la polarización política, la reducción de la efectividad de las políticas que conlleve a cambios abruptos en las mismas, aspectos que reducirían la confianza de los inversionistas, afectando el crecimiento a mediano plazo y complicando la gestión fiscal. Del mismo modo, el inicio de un proceso constituyente que tenga la intención de promover una revisión y modificación amplia del marco de la política y del modelo económico, debilitaría los pilares estructurales del perfil crediticio de Perú y también podría conducir a una rebaja de la calificación que hoy cuenta.

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