Alexandra Grande es la número uno del karate peruano. (Foto: IPD)
Alexandra Grande es la número uno del karate peruano. (Foto: IPD)

Alexandra Grande Risco hace honor a su apellido. Con 31 años, es la actual bicampeona panamericana de karate (en la modalidad de kumite), obtuvo la medalla de oro en los Juegos Mundiales de Polonia 2017 y ocupa el noveno lugar del ranking mundial.

Desde los 7 años, Ale demostró grandes cualidades para este deporte de contacto, el cual fue perfeccionando con disciplina y mucho entrenamiento. Ahora se prepara para entregar todo de sí en el estreno del karate en los Juegos Olímpicos.

¿Tenías la esperanza de clasificar a Tokio 2020 pese a la derrota en el preolímpico de París?

Yo ya estaba clasificada. Un día antes del campeonato Preolímpico en Francia, ya me habían dicho que estaba en los Juegos Olímpicos de Tokio; entonces quizás por eso no me arriesgué a competir bien porque también tenía una pequeña lesión.

Optaste por guardar fuerzas para Tokio 2020...

Lo mío no era el preolímpico, sino Tokio, así que con mi entrenador quedamos en que tomaríamos las cosas en calma y así fue. Sabía que iba a clasificar porque ya había quedado como la mejor de América con la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y a la vez por el puntaje del ranking olímpico.

¿Cuál es tu objetivo para estos Juegos Olímpicos?

Mis expectativas son altas. No diré que voy a ir por medallas porque nunca he pensado en eso, nunca voy a una competencia por una medalla, sino para disfrutar, para entregar mi 100% y demostrar que voy a ser la mejor del mundo. Eso es lo que haré en las olimpiadas, como lo hago en cada evento al que voy.

El karate debutará en los Juegos Olímpicos, pero también será su despedida...

Así es. No estoy muy segura de los motivos por los cuales el karate no estará en París 2024, pero me apena mucho eso. Hemos hecho bastantes cosas en redes para que sea olímpico en París, pero no se pudo. Da cólera porque hay muchos jóvenes que se están iniciando en este deporte y seguramente van a querer participar en unas olimpiadas.

¿Cómo nace tu interés por el karate?

Creo que desde el vientre de mi madre ya era deportista. Se podría decir que había nacido con esa genética porque mi mamá perteneció a la selección de karate y mi padre practicaba el kung-fu; es decir, vengo de personas de artes marciales. Empecé a practicar karate a los 7 años tras ver a unos niños haciendo unos puñitos en el Estadio Nacional. Mi madre también tenía una academia en el piso donde vivíamos y me contaba que, cuando yo tenía 3 años, me metía corriendo a su clase, hacía unos puñitos y luego salía. Mis padres nunca me obligaron a practicar el deporte; ellos esperaron a que yo decidiera y es por eso que empiezo a los 7 años. Antes hacía ballet y gimnasia, y ellos siempre me apoyaron al 100% en todo.

¿Siempre tuviste en mente competir con el karate o fue algo que sucedió con el pasar de los años?

De pequeños solemos tomarlo como un hobby. En mi caso siempre fui una deportista muy disciplinada. Desde niña siempre decía lo que quería lograr y gracias a Dios he conseguido todo lo que he querido de pequeña. En mi niñez, muchos entrenadores le decían a mi madre que iba a alcanzar muchas cosas con el deporte. Decían que tenía una impresionante capacidad y talento. En un deportista no solo basta tener talento. A mí me ha costado mejorar y llegar donde estoy. Son horas de entrenamiento, de sacrificios. Si quieres ser una de las mejores del mundo, tienes que entrenar como si fueses el mejor. No solo es decir que quieres hacerlo, sino que debes hacerlo.

¿Qué sacrificios has tenido que hacer?

Lo que un joven normal puede hacer. Por ejemplo, salir o reunirse con sus amigos un fin de semana. En mi caso, yo trataba de descansar porque sabía que el lunes tenía que levantarme a las 5 de la mañana para tomar mi carro e ir a entrenar. Cuando salía a comer, siempre comía ensalada con pollo y algo más que podía.

¿Con qué cosas has tenido que lidiar?

A veces las personas o los propios dirigentes decían: “Alexandra no da para más”. Siempre aparecen personas que han querido que no me vaya bien, pero siempre estoy con la cabeza en alto, soy humilde y entreno. Dejo que digan lo que quieran, que hagan lo que quieran, pero nadie me quita el sueño que tengo y aquí estoy.

¿Qué ha aportado el karate en tu vida?

Me ha dado lo mejor que tengo en la vida como deportista y persona. Me ha dado esas agallas y actitud para enfrentar los retos. Me ha formado muchísimo y también me ha dado tristezas porque a veces pierdes o las cosas no te van tan bien. Siempre voy a agradecer a mis padres, al karate y a mi entrenador por la persona y la deportista que soy.

¿Tienes alguna cábala antes de una competencia?

No sé si podría llamarlo cábala, pero antes de entrar a una competencia duermo sí o sí 10 minutos, mientras los demás participantes están calentando. Me dicen que soy bien relajada, pero siempre he sido así, tomo las cosas tal cual soy. También 10 días antes no como carne porque me endurece y en este deporte se necesita velocidad y potencia. Tampoco me baño el mismo día de la competencia o un día antes porque el agua relaja y yo necesito estar activa. Finalmente, no agarro el celular ni veo las redes sociales un día antes. Esas cosas me ayudan.

¿Alguna anécdota?

Cuando salgo a la calle, me saludan, me felicitan. En las redes sociales mis seguidores me escriben, me dedican frases, canciones, un poco más y hasta me piden que me case con ellos (risas). Hay de todo un poco, yo me vacilo, pero sí tengo agradecerles mucho a mis seguidores y a toda la gente que me sigue porque recibo varios mensajes positivos y muchas vibras, eso yo lo valoro mucho. Cada vez que puedo, intento escribirle a cada uno de ellos.