Rosario Shinki es gerenta de Cultura y Turismo en la Municipalidad de Miraflores. (Foto: Javier Zapata).
Rosario Shinki es gerenta de Cultura y Turismo en la Municipalidad de Miraflores. (Foto: Javier Zapata).

Sus dos hermanos, tres primos y ella eran alumnos de . Dos horas al día, sentados frente a él en su taller. Primero dibujo y luego pintura. En esas lecciones no era padre ni tío, era profesor, aplicaba el rigor del maestro. Pero el objetivo del padre no era que aprenda a dibujar o pintar, sino orden, disciplina, persistencia y respeto. “Nunca le escuché a mi papá hablar mal de alguien”, me dice y lo retrata poniendo énfasis en estas palabras: “hiperordenado y repuntual”.

Rosario Shinki no siguió artes, pese a ser hija del consagrado artista Venancio Shinki (1932-2016). Se formó como economista, especializada en banca y finanzas y gestión pública. Pero vive con las cenizas de su padre, pendiente de repartirlas en Supe, donde nació y como era su deseo. Le habla a la urna de mármol y en las mañanas, la besa. Y no solo conserva una cercanía física, sino también simbólica. Ella es gerenta de Cultura y Turismo en la Municipalidad de Miraflores, donde reúne los hemisferios artístico y de gestión.

El compadre de Venancio tenía una hija que le decían Titina. Era hacendosa o, como Rosario dice, “supertodo, la estrellita en la frente”. Hasta que un día, el pintor le dijo al compadre: “Ya nació mi Titita”, como anunciando lo que quería para su hija. Así, la llamó Rosario, pero siempre le dijo ‘Titi’.

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-¿Usted también es hacendosa, estrellita en la frente?

Más o menos. Soy la única mujer también y de una familia japonesa, tradicional.

-Bueno, Venancio quiso que usted tenga esas cualidades.

Por fastidiarlo, siempre me reía exageradamente. Por ejemplo, alguien contaba algo y yo reía a carcajadas. Y mi papá volteaba y me decía: “Así no se ríen las japonesas, modérate”. Y yo por fregar me reía más.

-Usted se rebelaba.

No siempre. Pero lo que más le debe haber fastidiado fue que yo trabaje en la gestión pública.

-La figura del artista versus el funcionario.

Sí. Mi papi, además de ser artista, había trabajado en el Ministerio de Comercio en los años 70. Pero estuvo poco tiempo. Mi mamá contó que él un día estaba sin hacer nada y dijo: “Esto no es para mí. No estoy acostumbrado a ganar plata sin hacer nada, necesito mi tiempo para crear”. Renunció.

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-¿Qué le dijo cuando usted ingresó a la gestión pública?

Después de la graduación fui a festejar. A las 7 de la mañana, me llamó un compañero. Yo estaba con una resaca… Me dijo: “Báñate, que el profesor de econometría te está esperando a las 9 de la mañana”. Fui al mediodía. Me dijo: “Ella será tu jefa y ese será tu sitio”. ¿Qué?, ¿cómo? Caballero, me quedé. Llamé a mi papá y le dije que estaba en el Instituto de Comercio Exterior. “¿Qué es eso?”, me dijo. Le conté que había empezado a trabajar. “En este momento recoges tus cosas, dices gracias y te vas”, me dijo. “Ya te he contado que estar en el Estado es una porquería, la gente gana sin hacer nada”, insistió. Y mi papá no era de renegar, ah. Se indignó. Me asusté, pero en ese momento tomé la decisión de quedarme (risas).

-¿Y se acostumbró a la hija funcionaria?

Le costó. Me quedé cuatro años, que fueron como 20 años de universidad. Maravilloso.

-Ahora que está en Cultura deduzco que debe ser complejo, porque suelen ser áreas un tanto deprimidas.

Lo que hemos hecho durante este año es tratar de dar lo mejor para el vecino y público, a partir de espectáculos buenos y gratuitos. Miraflores es el Centro del centro, hablando a nivel turístico, por ejemplo. El parque Kennedy es el principal atractivo; lo visitan alrededor de 500 mil personas cada fin de semana. Imagínate el potencial de lo que se hace ahí. Aprovechamos los espacios, pero balanceando con la residencialidad del distrito, hay muchos vecinos que la bulla les fastidia; y hay que considerar que acá más del 30% de los residentes son adultos mayores.

-¿Estar en Cultura es una forma de ‘reconciliarse’ con su padre?

Es una forma de reencontrarme con él. Tengo muchos años como funcionaria pública. He sido gerente en Pueblo Libre, San Isidro, acá, en el Callao. Y en Cultura ahora en Miraflores.

-¿Qué debe pasar con la cultura?

Hace falta apoyo decidido. También es cierto que hay que buscar a la empresa privada para el apoyo. Yo creo que acá (en Miraflores) estamos haciendo cosas importantes, sin cederle espacio a la mediocridad.

-¿Por qué eligió Economía?

Cuando estaba en primero de media, tenía unos tíos que se habían ido a vivir a Venezuela. No sé por qué yo estaba recontra influenciada por el tema del petróleo. Desde chiquita todo el día yo veía noticieros. Entonces, estaba muy influenciada y quería ser ingeniero de petróleos, ni siquiera sabía lo que era. Y soy de los años 80, mi generación ha sufrido entre bombas y una recesión permanente. Un tema constante era la deuda externa. Entonces, era la idea de meterme a algo donde pueda aportar.

-¿Él esperó que usted sea pintora?

No hubiera querido que lo sea. No. A mi papá le costó mucho la pintura. Él viene de una niñez muy dura, fue huérfano muy niño de papá y mamá. Era una persona solitaria, hasta te diría egoísta, pero un egoísmo entendible. Dulce por momentos, pero disfrutaba su soledad.

-Bueno, ahora su padre estaría contento de verla en Cultura, por fin.

Justo pensaba eso el otro día. Estaría contento, pero, por otro lado, no, porque mi papá siempre decía: “Ah, qué pesado ser hijo de Shinki, ¿no?”. Pero creo que sí estaría contento de saber que tiene una hija que puede combinar el tema cultural con la gestión pública.

AUTOFICHA:

-“Soy Rosario Cecilia Shinki Higa. Mi nombre en japonés es Naomi. Naomi Campbell se copió de mí (ríe). Nací en Lima, tengo 59 años. Estudié Economía en la Universidad de Lima, hice estudios de maestría en Banca y Finanzas y después otra maestría en Gestión Pública”.

-“En 2024 el Centro Cultural Ricardo Palma cumple 30 años. Estoy pensando hacer un superrelanzamiento. Estamos convocando a concurso las obras de teatro que se presentarán. Todo está guiado por la visión de crecimiento y desarrollo que tiene el alcalde, el doctor Canales”.

-“Acá presentamos por lo menos cuatro libros al mes; y se llenan las presentaciones. Tenemos literatura para niños en El Reducto, hay una gran demanda. Y en las artes plásticas, olvídate… Con Materia Creativa tomamos todo el parque (central) para una actividad cultural, fue espectacular”.

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